Cultura opta a la casa de Buñuel en México

Uno de los momentos más emotivos de la película 'El último guión' de Gaizka Urresti y Javier Espada se producía casi al final del documental cuando Juan Luis Buñuel, hijo mayor del cineasta, recordaba la existencia en la casa que su padre encargó al arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada. Calzada había coincidido con Luis Buñuel en la Residencia de Estudiantes, y también se exilió en México. Fue, entre otras cosas, quien diseñó la torre del decorado de 'Simón del desierto'.

El edificio consta de tres plantas y de jardín, y en ella Buñuel se sintió muy cómodo: en la parte de abajo estaba el bar y la chimenea, un par de salones con vistas al jardín, donde los Buñuel instalaron una barbacoa para cocinar sus famosas paellas. En la segunda y tercera planta estaban los dormitorios. Y en la terraza, habían levantado un cuarto de invitados.

El pasado año la Fundación Borau intentó adquirir la vivienda. Al final, se sumaron a esa iniciativa el Ministerio de Cultura español, la SGAE, Ibercaja y el Gobierno de Aragón y se conformó un consorcio para comprarla.

El edificio está desde hace unos años alquilado a un productor de cine: Everardo Gout. Este igualó y superó la oferta, y al final le fue adjudicado el inmueble por los hijos y herederos de Luis Buñuel, Juan Luis y Rafael. Poco tiempo después, al productor mexicano le denegaron el préstamo para costear la hipoteca, y la casa se quedó sin vender. Cuando se intentó rectificar, se había desatado la crisis y las instituciones ya no contaban con liquidez y, además, tampoco habían reservado dinero para una operación que habían dado por truncada, por perdida.

Javier Espada, el director del CBC y codirector de 'El último guión', dice: "He estado tres o cuatro veces en la casa de Luis Buñuel. Está cuidada y habitada por un productor. Buñuel sentía nostalgia de la arquitectura española de ladrillo caravista. Es un casa con recuerdos: por allí pasaron Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, etc." Ahora, tras el desencuentro del verano de 2008 y algunas conversaciones de febrero de 2009, el Ministerio de Cultura ha reiniciado las negociaciones para adquirir la casa y convertirla en un centro cultural, dedicado tal vez a reivindicar el exilio o a fomentar el cine entre los jóvenes. Luis Buñuel asomará a la cerradura de las puertas del más allá y esperará a ver qué pasa.