CINE

«'El bosque' es una historia sobre la incomunicación en la guerra»

De origen ruso y vecina de Zaragoza, Aída Ramazánova presentó ayer en la sección oficial del Festival de Málaga su debut como directora de cortos.

Aída Ramazánova, cortometrajista rusa afincada en Zaragoza
Aída Ramazánova

Aída Ramazánova aún no se lo cree. Esta rusa, de 40 años y vecina de Zaragoza, presentó ayer 'Les' (El bosque), su debut como directora de cortometrajes, dentro de la sección oficial de esta categoría en el Festival de Málaga. La obra, que cuenta con una subvención de 6.000 euros de la DGA, muestra el encuentro entre una campesina rusa y un enfermero español de la División Azul en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Su trabajo, de 23 minutos, destaca por la belleza de sus poéticas imágenes, escenas que reflejan los vínculos entre el hombre y la naturaleza.


De trabajadora de banca en Rusia a directora de cortometrajes en España. El cambio ha sido radical.

En Rusia estaba vinculada a la cultura y el teatro, pero empecé a nivel profesional en Zaragoza, todo se lo debo a esta ciudad. Siempre he tenido mucho interés por la interpretación, y el curso que hice me ayudó a entender la lengua y también me sirvió en el apartado psicológico, cuando estaba desorientada al ser una recién llegada. Después me centré en un módulo de producción, pensaba que quizá era un poco tarde para una carrera como actriz.


¿Cómo definiría la obra?

Está ambientada en la Segunda Guerra Mundial, pero realmente es una historia sobre la incomunicación, que es la que lleva a esa situación. Al mismo tiempo buscaba mostrar que hay una comunicación espiritual que va mucho más allá del lenguaje verbal, así como la conexión entre el ser humano y la naturaleza. Y quería recordar aspectos de la Segunda Guerra Mundial, de la que los jóvenes saben muy poco. Por ejemplo, la participación española, las historias que unen a España con Rusia, aunque huí de las cuestiones políticas.


¿Por qué ese énfasis en la relación entre el hombre y la naturaleza?

Uno crece rodeado de naturaleza y quizá está más presente en las costumbres culturales rusas y de los países nórdicos.


¿El proceso para sacar adelante el corto ha sido arduo?

Estaba reescribiendo la historia y buscaba opciones para rodarla, que siempre es lo más difícil. El proceso comenzó en 2009. Tardé en conseguir las ayudas y en formar el equipo, porque era complicado encontrar en España actores de habla rusa que fueran de mi país de origen con el perfil que requería. También estuve leyendo libros sobre la División Azul española.


¿Qué les pasa a los personajes?

La campesina rusa y el enfermero español de la División Azul no pueden explicar lo que sienten, son dos jóvenes manipulados. Cada uno tiene un pasado relacionado con la guerra, son almas marcadas y el rencor les mueve.


¿Fue una sorpresa que la seleccionaran para el Festival de Málaga?

No lo esperaba, ya que es el primer festival al que me he presentado en España y está rodado en ruso y castellano. Supone un gran honor después de tanto tiempo intentando terminar el proyecto, con un proceso de montaje largo y laborioso.


¿Cuáles han sido sus referentes?

Me gusta mucho el cine de Bergman, Tarkovsky o Fellini. La gente del equipo me ha comentado que el corto les recuerda al estilo de Tarkovsky, pero imitarle es imposible.


¿Su trabajo se podrá ver en Aragón?

Pensamos preparar un estreno y lo más seguro es que nos presentemos a todos los festivales aragoneses que nos admitan para dar a conocer al público este trabajo.


Por desgracia, se suele considerar que los cortos son algo menor.

Uno debe empezar por algo, muy pocos lo han hecho con un largometraje. Un cortometraje sirve de aprendizaje, es un trabajo complejo y una persona que no ha pasado por esta experiencia no puede lanzarse al agua a no ser que sea un genio. Son trabajos de inicio de carrera y los festivales ayudan a ganar confianza.


¿Dará el salto al largo?

Tengo dos ideas en desarrollo, pero no hay que dejar de hacer cortometrajes aunque uno dé ese salto. Quiero seguir investigando sobre la incomunicación, aunque desde otro enfoque, y también me atrae el cine fantástico enmarcado en lo social, de autor. Llega a muchos espectadores y a la vez puede tener una carga emocional interesante.