Nacho Cardero: "El periodismo tiene que ser incómodo, porque la verdad siempre lo es"

El director de ‘El Confidencial’ presentó este miércoles en el Patio de la Infanta su libro ‘Aquello que dábamos por bueno’, publicado por Espasa

El periodista Nacho Cardero, director de 'El Confidencial'.
El periodista Nacho Cardero, director de 'El Confidencial'.
Guillermo Mestre

El libro que acaba de publicar es, en cierta medida, hijo de la pandemia. 
En realidad nació antes, pero la pandemia nos abrió un poco los ojos a todos y entonces vimos cómo las columnas que sustentaban nuestras vidas se estaban derrumbando unas tras otras. Este es un libro escrito a corazón abierto y sin anestesia, que no pertenece a ningún género concreto pero que tiene algo de todos, y en el que presento el corpus de mi pensamiento. Me apoyo en experiencias personales para reflexionar sobre esos cambios recientes. 

¿Cuáles son esas columnas que se han derrumbado?
La primera es la verdad. La verdad ha muerto, está triunfando la mentira y ello condiciona nuestras vidas. La segunda es la moralidad: principios y valores que han estado en vigor durante mucho tiempo ya no valen nada. Maquiavelo ha triunfado cuatro siglos después. Y la tercera es la convivencia. Vivimos un momento de constante confrontación, en el que las banderías son más importantes que tender puentes.

En el libro cita más ‘columnas’, como la cultura del esfuerzo. 
Cada capítulo es una columna caída. Y, sí, la cultura del esfuerzo es una de ellas. Antes pensábamos que cualquiera que se esforzara podía conseguir un futuro mejor. Y era así. Ahora un joven cree que no tiene sentido que se esfuerce porque nunca le van a pagar un sueldo que le permita independizarse, o piensa que puede llegar algo como la covid que puede acabar con todo. 

Usted sabe qué es meritocracia. 
Mi abuelo paterno era albañil y el materno empezó a trabajar en una espartería a los 11 años. La cultura del esfuerzo y la meritocracia hicieron desaparecer la lucha de clases. Mi familia, como muchas otras, se convirtió en clase media. Eso fue mérito de todos nosotros, los españoles, y de nuestra Transición. Ahora esto no se quiere reconocer. 

Todo lo engloba en el libro en un término, permacrisis. Crisis permanente. En este contexto, ¿qué cabe esperar del periodismo?
El periodismo tiene que ejercerse en el contexto que le toca vivir en cada momento. Pero quizá nunca como ahora ha sido tan complicado y tan necesario a la vez. No porque tengamos que ejercer el papel tradicional de contrapeso frente al poder o porque debamos responder a nuevas necesidades, como fomentar la convivencia, sino que ahora es más necesaria que nunca la información libre e independiente.

Algo que cada vez resulta más difícil. 
Por supuesto, pero el periodismo tiene que ser incómodo porque la verdad también lo es. A nosotros, en ‘El Confidencial’, nos llevó un tiempo entender que las presiones que recibíamos eran buenas, porque eso significaba que no estábamos cediendo a la autocensura y a lo políticamente correcto. 

Los medios de información también se han polarizado.
Porque no pueden escapar a la realidad que les circunda. Y estamos viviendo un momento en el que se escucha antes a los que gritan más. La política ha descubierto que cuanto más grites más votos puedes captar, esta estrategia ha triunfado y los medios no son ajenos a ella. Casi todos hemos endurecido nuestra línea editorial y deberíamos entonar el mea culpa, no dejarnos llevar por banderas y trincheras. Tenemos que ser críticos con el poder, contar lo que no quieren que contemos. 

¿Qué futuro ve a la legislatura?
Va a ser una legislatura larga, de al menos tres años, creo, porque no hay alternativas a Pedro Sánchez y eso lo saben todos los políticos. Si no es presidente del Gobierno Pedro Sánchez, ¿quién lo va a ser?

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