Valeria Ros "El humor es una terapia fantástica que no te quita del psicólogo"

"Nos hacían gracia los chistes de mariquitas porque no nos poníamos en su lugar", reflexiona la colaboradora de 'Zapeando'

Valeria Ros, en 'Zapeando'
Valeria Ros, en 'Zapeando'
LaSexta

Valeria Ros (Guecho, Vizcaya, 1986) iba para actriz hasta que cambió los 'castings' por el humor. La colaboradora de 'Zapeando' encontró mucho material en su embarazo en plena pandemia. Ocho meses después del parto, Ros confiesa que se siente más firme: "Lo tengo todo organizado para mi hija, pero yo sigo siendo igual de caótica".

-¿Se es actriz subiéndose a un escenario para hacer humor?

-Yo soy bastante honesta con lo que digo. Un chiste es un chiste, y si hay que manejar un poco la realidad para que funcione se hace. Hay un punto de interpretación en ello, pero, si te soy sincera, no me considero actriz. He hecho un papel episódico en una serie de Amazon y estoy feliz, porque toco un poco lo que vine a hacer en Madrid.

-¿Es mejor humorista que en sus inicios? ¿Se aprende a hacer reír?

-Por supuesto. Las tablas son vitales en cualquier oficio, vas aprendiendo lo que quiere el público: cuándo lanzar el chiste, a moverte por el escenario... Todavía me queda mucho por aprender.

-Su monólogo en YouTube 'Matrioska' lo hizo embarazada "porque estaba acojonada y quería hablar con alguien".

-El humor es una terapia fantástica contra el miedo, aunque no te quita del psicólogo. Hablas de lo que te ocurre y no te lo quedas dentro frustrándote con ello. Cuando compartes las cosas las relativizas.

-¿Cómo ha llevado su embarazo durante la pandemia?

-Como no he estado embarazada antes no tengo referencias. Me pareció bastante duro, seguramente por la pandemia. Estuve trabajando desde el principio hasta el final. Sentí la soledad, porque cuando te quedas embarazada hay mucho grupo y ahora todo era 'online'. No tuve preparación al parto ni nada. Aun así le he sacado provecho y la niña vino con un pan debajo del brazo hace ocho meses.

-Desde el humor se ha ayudado a romper un tabú y dibujar de manera realista la maternidad.

-Siempre he querido ser madre, pero cuando te pilla de sorpresa descubres que no estás preparada para esa situación. Indagas en tu propio cuerpo, en tu propia experiencia. Me ha pasado con la maternidad y también con el humor, en el que entré de casualidad, sin referencias. Nunca me habían llamado la atención los monólogos.

-¿Considera que con su oficio trabaja por la igualdad?

-Por supuesto. El hecho de ser transparente encima de un escenario, de tener la palabra ante un público diferente cada día, es luchar por la igualdad. No me considero activista, no quiero adoctrinar a nadie, solo hago humor, no soy política. La igualdad no es solo mostrar injusticias en Twitter, sino ejercer para que no sucedan y ser tú un ejemplo a seguir.

-¿Por qué ya no nos hacen gracia los chistes de mariquitas de Arévalo?

-Lo que ha ocurrido es que nuestro cerebro ha empatizado. Nos hacían gracia los chistes de mariquitas porque no nos poníamos en el lugar del mariquita. Aunque decir que ya no nos hace gracia es un poco políticamente correcto. Seguramente mucha gente en sus círculos cerrados se siga riendo con esos chistes, que poco a poco se van evaporando. La sociedad ha evolucionado para que empaticemos con personas que no son como nosotros y que han tenido que luchar para ser quien son. Sigue habiendo chistes racistas, homófobos y misóginos. Y hay veces que, sin querer, te ríes.

-Ignatius Farray sostiene que prefiere que le marquen límites a su humor para ponerlos a prueba.

-Los límites te los pones tú con tus valores. Hay que relativizar cuando un humorista que busca un chiste se pasa esos límites. Estamos trabajando. En mi caso, si algo no me hace gracia no hago humor sobre ello.

-¿Quién le hace reír más?

-Mi abuela, mis amigas, que si estuvieran sobre un escenario lo petarían mucho más que yo, e Ignatius Farray

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión