Gorka Rodríguez: "Me encantaría quedarme en Aragón toda mi carrera"

Las Fiestas del Pilar han impulsado la audiencia de su magacín por encima del 14%. ¿Las cuotas de pantalla y los audímetros le quitan el sueño?

Soy muy exigente conmigo mismo y es importante tener una buena audiencia, pero todo el equipo sabe que esta es una carrera de fondo. El programa lleva once años en pantalla, es una seña de identidad y acostumbra a registrar un 8 o un 9%. Hay más incertidumbre que nervios a la hora de mirar las cifras.

El suyo es un magacín costumbrista, en el que tan pronto se ven hortalizas gigantes como chinos bailando jota... ¿Cuál es la pieza más loca que ha presentado?

Lo mejor viene con la gente de la calle, con los espontáneos que de repente abordan a los reporteros. Llevo años en televisión y los únicos ataques de risa me han dado aquí. El otro día mi compañero Imanol cerró su pieza con un señor en una ‘holi party’ y después conectamos en Leciñena con Los Gandules... Fue muy surrealista.

¿Y el momento de mayor apuro?

También hacemos crónica de sucesos y nos toca informar de cosas serias por lo que me preocupan las transiciones de unas noticias a otras. Cómo cambiar el chip para no frivolizar.

En el Pilar baten récord de espectadores, pero ¿cuáles son sus coberturas preferidas?

Disfruto mucho con los temas de Huesca. Cuando mi compañera Ana se va al Pirineo vuelve con temas muy chulos. También está la cuestión de las recreaciones que abundan en Aragón. Cuando el reportero pone el micrófono y la gente está tan metida en su papel no deja de sorprenderme.

Y entre semana también podemos escucharle en Happy FM.

Tenemos un programa llamado ‘Fuerza G’, de lunes a viernes, que puede encontrarse también en las bibliotecas de podcast. Se vertebra con una entrevista de media hora a un personaje conocido, aunque también viene mucha gente de promoción con la que tratamos de pasarlo bien.

¿Alguno de sus invitados le ha dejado huella?

Hay un grupo de música de cinco chavales jóvenes, que se llama Bromas Aparte, que me parecen muy talentosos y reflejan muy bien lo que yo quiero a mi alrededor: gente que trabaje mucho, que luche por lo que cree y aproveche su talento.

De lunes a viernes en Madrid y los fines de semana en Zaragoza. ¿Cuándo descansa?

Voy buscando huequitos pero no creo que me rompa o vaya a pasar nada porque lo disfruto mucho.

¿Qué palos le quedan por tocar?

Tengo dos sobrinos enanos y recuerdo que a su edad yo ya tenía claro que quería ser presentador. Me encantaría quedarme en Aragón toda mi carrera. Ir entrando, saliendo, probando formatos, pero tener aquí mi casa.

¿Qué requisitos precisa un buen presentador?

Debe ser una persona que le encanta transmitir y comunicar, que sea cercana, que parezca que la tienes sentada al lado. Creo que se estropea la imagen del presentador poniéndole en portadas de revistas y contando su vida privada.

En los últimos tiempos abundan esos presentadores estrella...

Tiene que interesar el mensaje, no la persona. Y también está claro que el que no funciona se va. En según qué cadenas, se otorga mucha responsabilidad del fracaso de los programas al presentador. ¿Por qué no funcionó el último ‘Operación triunfo’? Se piensa enseguida en Pilar Rubio, pero es injusto porque había otras carencias.

Con cerca de 30.000 seguidores en Instagram, ¿qué importancia da a las redes sociales?

Es importante reflejar una buena imagen, pero es un arma de doble filo y no quiero que me reste nada. Simplemente muestro mi trabajo y los eventos a los que me van invitando.

Pero en Twitter, por ejemplo, la información es poco rigurosa y menos contrastada...

Las redes sociales han dado voz a ciertas minorías, pero uno también tiene que saber a quién sigue, qué lee y cuánto caso hace.