Ataque contra la basílica

El 3 de agosto de 1936 la basílica del Pilar sufrió un bombardeo en el que tres bombas impactaron contra el templo. Ninguna de ellas explotó.

Noticia aparecida en HERALDO DE ARAGÓN
Noticia aparecida en HERALDO DE ARAGÓN

El 3 de agosto de 1936, en los primeros embates de la Guerra Civil, la basílica del Pilar sufrió un bombardeo en el que tres bombas impactaron contra el templo. Ninguna de ellas explotó, y aún hoy pueden contemplarse expuestas en el interior del recinto. HERALDO dedicó prácticamente su edición completa a esta noticia, de la que extraemos los párrafos más destacados.


Un avión trimotor volando sobre Zaragoza

Serían aproximadamente las tres menos cuarto de la madrugada del lunes, cuando el vecindario de la ciudad de Zaragoza, que se hallaba a esas horas entregado a un pacífico sueño, pudo apercibirse de que un avión rondaba por las afueras.


[…] Planeando cada vez a menor altura, rozando casi por los tejados, el trimotor iba aproximándose hacia el templo del Pilar. […] El aparato desaparecía de la ciudad, después de haber cumplido su criminal misión: acababa de descargar sobre los tejados del templo de nuestra querida Patrona, la Virgen del Pilar, tres bombas de formidable potencia.


[…] Dos de ellas perforaron cúpulas y tejados, precipitándose en el interior del templo. La tercera caía en el arroyo adoquinado, entre la acerca del templo y la fuentecilla de los jardines de la plaza del Pilar.


De las dos bombas caídas en el templo, que han abierto boquetes en la bóveda, una ha causado desperfectos en el coreto y órgano, y otra apenas ha dejado sentir sus destructores efectos.


[…] En cuanto a la tercera, quedó empotrada en el pavimento de adoquines, pulverizándolos, y en posición perfectamente vertical. Con fuertes ligantones, pudieron algunos obreros desempotrarla del suelo.


Caso verdaderamente maravilloso

Lo verdaderamente extraordinario fue que ninguna de las tres bombas llegase a explotar. […] Milagrosamente, pues, se ha salvado nuestro primer templo de una segura catástrofe.


[…] Como un reguero de pólvora fue divulgándose en la madrugada la desagradable noticia, y a medida que los zaragozanos la tenían en sus corazones, indignábanse de furor.


[…] Mediada la mañana, cuando ya toda Zaragoza se enteró del horrendo sacrilegio, fueron numerosas y constantes las manifestaciones de religiosidad que desfilaron por la Santa Capilla.


El alcalde invita al vecindario a una magna manifestación

Don Miguel López de Gera dirigió al pueblo de Zaragoza una alocución en la que exhortó a la población a participar en una manifestación de desagravio.


[…] Desde mucho antes de las seis y media de la tarde, hora anunciada para formarse la manifestación, numeroso público se había congregado ya en la plaza de Aragón.


[…] El entusiasmo, que en todos los puntos del trayecto fue inenarrable, alcanzó caracteres apoteósicos en la plaza de la Constitución.


[…] En medio de una enorme ovación, que no cesó en todo el trayecto, hicieron su entrada en el templo todas las autoridades, representaciones y personalidades, a las que presidía nuestro querido prelado, que pronunció un elocuentísimo discurso.


(Recopilado por Mapi Rodríguez y Elena de la Riva. Documentación de Heraldo de Aragón)

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