Premios HERALDO

"Lo vivido en la montaña me ha hecho como persona"

El alpinista Carlos Pauner
"Lo vivido en la montaña me ha hecho como persona"
J.M.MARCO

El Premio a los Valores Humanos y el Conocimiento busca reconocer la labor humana y profesional de aquellas personas o instituciones que en su quehacer cotidiano se han convertido en referente para sus paisanos. ¿Cómo valora el galardón?

Quizá sea uno de los más importantes que he recibido en toda mi trayectoria profesional por dos motivos: el primero, por el valor intrínseco que tiene en cuanto a lo que representa y a las personas con las que comparto el honor de tener esta distinción; y segundo, por de dónde viene, de una institución como es HERALDO, de una familia que conozco bien, a la que me ha unido a lo largo de estos años una amistad muy especial. Para mí, representa muchísimo, y lo recibo con honor y felicidad.


¿Qué principios han marcado su trayectoria alpina?

Son los mismos que han marcado mi vida personal. Lo único que he hecho en todas las facetas profesionales que he tenido es aplicar los principios de mi vida a la actividad que hago. Y creo que son una de las claves del éxito y de la honradez en mi trayectoria profesional. Siempre he creído que el esfuerzo, el tesón, la preparación y la constancia son claves para llevar a buen puerto cualquier proyecto, vital o profesional.


El pasado mayo cerró en el Everest el círculo de los 14 ochomiles. ¿Fue una liberación?

No tengo la sensación de haber cerrado un proyecto, es un paso más en el deambular alpinístico de mi carrera, que comencé a muy temprana edad. El proyecto ha sido un empeño que ha ocupado casi 13 años de mi vida. Y en el fondo, la única liberación que tengo no es por haber acabado esta empresa, sino porque es la puerta de entrada a otras iniciativas y retos. Y que no podían ver la luz hasta que no finalizase con el Everest. No tengo la sensación de haber cumplido una etapa, sino de pasar una página del mismo libro alpinístico que he tenido desde siempre.


¿Ha reflexionado en estos meses la hazaña que ha logrado?

Sí, y ha sido una reflexión desde la serenidad. Por primera vez ha sido una temporada diferente, de descanso, pensamiento, encuentro con familiares y amigos, y no de actividad en el Himalaya. Han ocurrido muchas cosas desde aquel K-2 que conquisté en 2001 hasta el Everest de este año. Pero te das cuenta de que la base de todo no ha sido acabar todas las cimas, sino que lo que he aprendido en la montaña y las experiencias que he vivido me han desarrollado como persona.


¿Tiene alguna espina clavada con la montaña?

No, la montaña es un medio hostil, duro, en la que ponemos a prueba nuestra pericia, habilidad y capacidad de resistir. Hay momentos malos; situaciones que marcan mucho, como la pérdida de compañeros, accidentes... Y también estados muy buenos de solidaridad, trabajo en equipo, determinación, esperanza, triunfo... He vivido la montaña intensamente, en todas sus facetas, y si he vuelto una y otra vez, es que he obtenido más de lo que yo le he dado a ella.


Ha vivido aventuras en el Himalaya en las que su vida ha estado en juego. Pero el capricho del destino ha querido que el pasado lunes sufriera en Zaragoza uno de sus más graves accidentes. ¿Cómo se encuentra?

Después de tantas experiencias al límite -accidentes en helicóptero, caídas en grietas, frío extremo...-, tener un accidente tan grave en una actividad de ocio, al aire libre, cerca de casa, no deja de ser una paradoja del destino. Nunca se sabe dónde se encuentra ese punto de inflexión que divide un buen día de otro malo. Fue una mala suerte, en un momento dado, cuando bajas la guardia, y en un sitio que no te esperas. Pero me encuentro con ánimo, ganas y esperando una pronta recuperación para seguir adelante con nuevos proyectos unidos a la montaña.