Ahorro de tiempo de viaje para reducir el estrés

Ahorro de tiempo de viaje para reducir el estrés

Los atascos en la entrada a las ciudades (en la imagen, el acceso a Zaragoza) generan mucho estrés a los conductores.
Los atascos en la entrada a las ciudades (en la imagen, el acceso a Zaragoza) generan mucho estrés a los conductores.
Guillermo Mestre

El 77% de los conductores circula bajo diferentes estados de estrés. Y, según datos estadísticos, el estrés es, junto a la fatiga, la cuarta causa de accidentes de tráfico y muertes en carretera. Estudios recientes confirman que dos de cada cinco conductores en España son incapaces de olvidar sus problemas y preocupaciones cuando están al frente del volante. El estrés aumenta un 28% el riesgo de sufrir algún percance en carretera.

Además del riesgo que lleva aparejada la conducción, el propio sistema de tráfico rodado puede llegar a provocar por sí mismo un gran estrés sobre los conductores. El colapso que se produce a la entrada de las grandes ciudades es un buen ejemplo. Según el VII Estudio CinfaSalud ‘Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés’, publicado recientemente, una de las principales causas de estrés es la falta de tiempo y los problemas de cansancio y sueño, que, al volante, indiscutiblemente, multiplican su peligrosidad. Un 53,5% de los españoles que lo sufren de manera frecuente o crónica acaban desarrollando alguna enfermedad física o problemas psicológicos o emocionales.

Junto al problema del estrés, otro de los asuntos que preocupa de forma especial a los españoles es el de la falta de tiempo. La importancia que se otorga al valor del tiempo supone uno de los factores principales que los ciudadanos toman en consideración a la hora de elegir su medio de transporte, consideran muy positivos los beneficios que para su trabajo y su ocio supone el reducir las horas que dedica a trasladarse de un lugar a otro.

Con las mejoras tecnológicas, llegó a España la implantación de los trenes de alta velocidad hace ahora 25 años. El aumento de la velocidad comercial media transformó el sistema de transporte en nuestro país. Con una velocidad media de 222 km/h, los trenes españoles superan incluso, según datos proporcionados por Adif Alta Velocidad, a los países más evolucionados tecnológicamente como Japón (218 km/h) o Francia (216 km/h).

En Zaragoza, la llegada del Ave en 2003 con la línea hasta Madrid y en 2008, con la conexión hasta Barcelona, supuso una mejoría crucial para el transporte de miles de viajeros al año. Resulta muy esclarecedor comparar las velocidades alcanzadas en la actualidad por el Ave y las que conseguía unos años atrás el antiguo Talgo. En 1986, para el trayecto Barcelona-Zaragoza, el Talgo obtenía una media de velocidad de 96 km/h, mientras que en 2016, para ese mismo trayecto, el Ave ha llegado a alcanzar los 229 km/h.

¿Coche o tren?

Rapidez y comodidad. Fiabilidad, puntualidad y confort. Excelente trato por parte del personal y facilidad de acceso. Todas estas ventajas se asocian a la Alta Velocidad en España por parte de sus usuarios, y en ellas el valor del tiempo constituye un factor esencial. Si se procede a una comparativa del tiempo necesario para recorrer los 324 km que cubren el trayecto que separa Madrid de Zaragoza en tren y en automóvil, las diferencias de tiempo son ostensibles: si en turismo se necesitan tres horas y media (contando el atasco y el estrés para entrar o salir de Madrid), en Ave el trayecto se cubre en apenas una hora y cuarto.

De Barcelona a Zaragoza, los 302 km se pueden realizar en coche en tres horas y veinte, también contando con el inevitable embotellamiento a la entrada de la Ciudad Condal, mientras que en Ave cuesta solo una hora y media.

Viajar en Ave a Madrid o Barcelona supone, adquiriendo billete de ida y vuelta, unos 70 euros, aunque puede lograrse un precio más asequible con alguna de las ofertas o descuentos que ofrece Renfe. Hacer estos trayectos en coche supone un coste que puede superar los 120 euros.En el trayecto Zaragoza-Sevilla, de 840 km, el ahorro de tiempo en el Ave es aún más notable. En automóvil esta distancia se recorre en ocho horas y cuarenta minutos -en el supuesto de que un conductor no tuviera que parar a descansar, lo cual no es posible-, mientras que en Ave el viaje se puede cubrir en tan solo tres horas y cuarenta minutos.