Aumenta el número de armas de fuego en Soria con 604 más en cuatro años

En noviembre del pasado año había un total de 13.391 registradas en la provincia, de las que 1.867 eran rifles y 11.524, escopetas incluidas en la clase E.

Un cazador en plena actividad
Un cazador en plena actividad
Heraldo

Las armas de fuego han aumentado en la provincia en los últimos cuatro años en 604 piezas, de las que 254 eran rifles y 350 escopetas de caza, según datos de la Guardia Civil facilitados por la Subdelegación del Gobierno en Soria.

En noviembre del pasado año había registradas en la provincia 13.391 armas, de las que el 86% (11.524) eran de ánima lisa y 1.867, el 14%, pertenecían a la clase D para caza mayor.

Sin embargo, en el año 2012, se contabilizaron un total de 12.787, la mayoría de ellas escopetas de caza (11.174) y 1.613 armas para caza mayor.

Afición con alto coste

La afición por la caza y las competencias deportivas que emplean armas tienen unos gastos muy elevados.

Actualmente, la licencia de armas en Castilla y León tiene un coste de 42,65 euros, al que hay que sumarle las tasas de los permisos, el coto, el valor del propio arma, el seguro necesario y demás gastos adicionales como podrían ser la munición, la ropa adecuada, los perros, las monterías, los desplazamientos y las dietas de los días que se sale fuera a cazar.

El precio anual de temporada en los cotos de la provincia es muy variable, "en algunos pueblos los vecinos pueden cazar de manera gratuita, aunque también pueden econtrarse otros sujetos a importes que alcanzan los 500 euros", destacaron desde el Club Deportivo de Cazadores y Pescadores San Saturio. Asimismo, los socios de esta organización, pueden realizar esta afición en 65 cotos de Soria por un valor de 800 euros.

Las monterías también suponen "un gran gasto", las de caza menor rondan entre los 350 euros y los 700, mientras que en las de mayor el precio aumenta considerablemente.

Otra partida a la que tienen que hacer frente los cazadores es el seguro, cuyo importe depende de la cobertura que soliciten. Los más básicos pueden encontrarse desde 24 euros y los más amplios por más de 60 euros.

Obtención licencias de armas

Para obtener la licencia de tenencia y uso de armas largas rayadas para caza mayor o para escopetas y armas asimiladas es necesario ser mayor de edad, superar unas pruebas de capacitación, que son tanto de carácter teórico como práctico, y pasar un test de actitud psicotécnica.

La prueba teórica versa sobre el conocimiento de las armas y el reglamento de las mismas y el examen práctico se realiza en campos, polígonos o galerías de tiro legalmente autorizados. En esta prueba se comprueba la habilidad en el manejo y la utilización del arma correspondiente a la licencia solicitada. Para poder realizar este ejercicio, es necesario haber superado anteriormente el test de conocimientos.

Las licencias para armas de clase D y E se pueden solicitar simultáneamente. La primera de ellas corresponde a las armas largas ralladas destinadas para la caza mayor, mientras que las de tipo E son para tiro deportivo y escopetas de caza. En este caso, la prueba práctica se puede realizar con cualquiera de las armas de fuego que amparan dichos permisos.

Renovación del permiso

Según la normativa del Ministerio del Interior desde el año 1986 es necesario pasar un reconocimiento psicotécnico para renovar el permiso de armas, compuesto por tres pruebas. Para poder cumplir la normativa en ese año se aprovecharon los centros de reconocimiento médico que existían desde 1983 para el carné de conducir.

Las pruebas que el usuario tiene que superar se dividen en tres ámbitos. Se explora la vista y el oído, porque para "manejar un arma es necesario que el usuario tenga conciencia del entorno, agudeza visual y visión cromática", tal y como afirmó Henar Gómez, directora del Centro de Reconocimiento de Cruz Roja de Soria. También es necesario que los cazadores cuenten con una buena audición para "distinguir los ruidos de piezas de voces humanas".

La segunda prueba consiste en una exploración médica en la que se estudia el estado neurológico del paciente y se examina que no tenga temblores ni enfermedades degenerativas de los músculos que afecten a la hora de sostener el arma.

La prueba más controvertida es la psicológica. Para pasarla es necesario realizar un test y todo aquel que tenga una de las enfermedades excluyentes se les deniega el permiso. Éstas se asocian en tres grupos, que son: estado de ánimo, enfermedades psicóticas y por sustancias. En ellas se incluye por ejemplo la depresión, los trastornos bipolares, el alcoholismo o la esquizofrenia.

"Siempre hemos considerado que el simple hecho de tener que pasar un reconocimiento puede actuar como efecto disuasorio", destacó Gómez. El permiso debe renovarse cada cinco años hasta los 60 y posteriormente cada dos hasta que se cumplen los 70 que entonces pasa a ser anual. Además, los informes de armas no se pueden cambiar de provincia, deben realizarse dependiendo de dónde tienen registrada el arma, cuestión que "permite controlar mejor y de manera más exhaustiva a a los sujetos".

Crisis económica

"La caza es una afición muy cara y con la crisis económica notamos un importante descenso de las solicitudes de permisos", afirmó Gómez. Aunque las cifras demuestran que el sector en la provincia ya se ha recuperado al mismo tiempo que han aparecido los primeros brotes verde de la economía. Al menos en el número de armas de fuego, ya que han aumentado en los últimos cuatro años.

Por el contrario, en otras provincias españolas como en Salamanca, las solicitudes de licencias y el número de armas han caído por su alto coste durante la crisis económica.

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