"No murió al golpearse contra el suelo, sino de la patada que le rompió el cráneo".

?Los forenses dicen que la lesión que mató a Gustavo Ortega fue causada con un objeto romo.

Gustavo Ortega, de 38 años, fallecido en julio de 2013 tras ser agredido en el parque del Tío Jorge, recibió numerosos golpes pero solo uno resultó mortal: el sufrido en la zona auricular izquierda. Este le causó una fractura craneal -de que no fue atendido en las primeras 14 horas- y murió dos días después en el hospital.


Los forenses explicaron ayer al tribunal popular que juzga a Miguel Lázaro Salinas, de 35 años, por el homicidio que la víctima no se defendió en ningún momento. La autopsia reveló que no tenía las típicas lesiones que denotan que se ha opuesto resistencia. Sí que presentaba, por el contrario, importantes contusiones en el tórax, la clavícula, el hombro y en ambas orejas, aunque a simple vista no parecían importantes porque fueron hechas con un objeto romo (sin punta) y alargado, que relacionaron con una zapatilla.


Durante el juicio se cuestionó la asistencia que no llegó a recibir la víctima ya que, aunque unos minutos una ambulancia del 061 se presentó en el lugar de los hechos, él rechazó ser atendido y los sanitarios no se percataron de la gravedad de sus lesiones. Para los forenses, el traumatismo craneoencefálico que sufrió tenía un "alto riesgo vital" pero, obviamente, cuanto antes se trata este tipo de lesiones más probabilidades hay de sobrevivir.


No obstante, el fiscal Manuel Torralba les dijo a los jurados que este hecho "no es relevante" para considerar a Lázaro autor de un delito de homicidio y que lo importante es que fue este quien le causó la muerte por las patadas que le dio. "Todas muy importantes y una debajo de la oreja que le rompe el cráneo y lo mata", dijo.


Discusión nimia


Torralba, que pide 14 años de prisión para el acusado, recordó al tribunal que la discusión se desató en el contexto de un grupo personas que se reúnen en el parque para beber y pasar el rato. "De pronto surge una disputa por una nimiedad, una cazadora, y Miguel Lázaro golpea a Gustavo Ortega. Los amigos lo sujetan para que no siga y le dicen al otro que se vaya. Cuando lo sueltan, sale corriendo tras él y le pega puñetazos que le tiran al suelo y luego patadas brutales", señaló. El fiscal añadió que está de acuerdo con el acusado en que no tenía intención de matar a la víctima. "Yo le creo, pero el ordenamiento penal no castiga intenciones, sino actos", alegó.


Por su parte, el abogado de Salinas, Javier Bellot, trató de hacer ver al jurado las contradicciones que, a su juicio, surgieron en la vista. Dijo que aunque los forenses aseguran que la víctima estaba tumbada cuando fue pateada, ningún testigo lo corrobora. De hecho, todos dijeron o bien que estaban frente a frente o que le pegó cuando se estaba incorporando.


También que declararon que se quedaron impresionados al oír el ruido que hizo la cabeza al chocar "contra el suelo". "Incluso los forenses tampoco han descartado la posibilidad de que se golpeara contra un objeto romo que hubiera en el suelo", manifestó.


El letrado, que pide una condena de tres años por lesiones con resultado de muerte, mantiene que si Ortega hubiera sido atendido inmediatamente no habría muerto. "Se lo preguntaron tres veces y no quiso. ¿También es responsable de eso mi cliente?", preguntó.


El acusado, en su última palabra, dijo que Gustavo era su "amigo" y "compañero de viaje", que lo quería y que acata la responsabilidad de sus actos.


La abogada de la acusación, Mercedes Octavio cambió su calificación de homicidio a asesinato.