El obispado coloca protecciones en la catedral para evitar la caída de cascotes a la vía pública

El Ayuntamiento instó a la diócesis oscense a eliminar el peligro, para lo que el Gobierno de Aragón promete una ayuda de urgencia.

En este pináculo se aprecia el estado de deterioro.
El obispado coloca protecciones en la catedral para evitar la caída de cascotes a la vía pública
J.B

El obispado de Huesca acabó de instalar ayer una visera de protección en el lateral este de la catedral para evitar la caída de cascotes de los deteriorados pináculos, cuya piedra se ha corroído por la acción de las cigüeñas. El Ayuntamiento le pidió que adoptara medidas de seguridad tras el desprendimiento de cascotes en el mes de julio en la calle Palacio, que por fortuna no alcanzaron a ningún viandante. Mientras tanto, los técnicos del Gobierno de Aragón elaboran un informe para determinar las obras necesarias para consolidar dichos elementos.


La administración autonómica ha prometido una actuación de urgencia para solucionar el peligro que entrañan los pináculos, en respuesta a la petición de ayuda del obispado, después de que el Ayuntamiento le requiriera a la Iglesia una actuación. No obstante, todavía no está definida ni la magnitud de las obras ni la cuantía de la inversión.


De hecho, en los presupuestos para 2015 presentados recientemente por el Gobierno de Aragón, no aparece ninguna partida específica con este fin. Sin embargo, desde la consejería de Cultura aseguran que está previsto destinar parte de la reservada a obras de urgencia, pero aún no se sabe cuánto, ya que dependerá del resultado de los informes realizados por los técnicos. Es más, afirman que en Huesca "se prioriza la catedral" por la necesidad de frenar el deterioro de los pináculos.


Por su parte, el responsable de Patrimonio de la Diócesis de Huesca, José María Nasarre, indica que el Gobierno de Aragón ya les ha comunicado que la actuación será para el año próximo, aunque también resalta que se está a la espera de conocer el estado de los pináculos. Nasarre ya lanzó un SOS al Gobierno de Aragón hace casi dos meses con el que alertaba del "riesgo enorme" para los viandantes así como de que "peligra la desaparición" de los propios pináculos.


Por ello, y mientras no se acometan los trabajos de consolidación de los mismos, el obispado ha colocado esta semana una malla en perpendicular a la fachada lateral de la calle Palacio. De este modo, cumple con el requerimiento del Ayuntamiento.


No obstante, la llamada de atención del obispado no solo es para el Gobierno de Aragón sino también para el Ministerio de Cultura, puesto que la catedral oscense es una de las pocas de España que carece de un plan director para analizar las necesidades y planificar las inversiones.


Sin embargo, la actuación en los 16 pináculos que coronan la catedral y que distinguen el paisaje oscense es urgente. El anidamiento de las cigüeñas durante muchos años ha provocado la corrosión de la piedra. Sus excrementos han afectado al material que presenta un aspecto blanquecino. Pero sobre todo, Nasarre urge la actuación porque "a su vez, se ha corroído toda la decoración del gótico tardío que había en ellos". Ahora, el impacto de estas aves se ha suprimido con un sistema electrónico de disuasión con el que no pueden posarse y mucho menos anidar, un problema que el anterior sistema no pudo solucionar en las partes más altas.


Ahora, es necesaria la restauración de los pináculos de los laterales y de la parte posterior, ya que en el siglo XX solo se trataron los de la fachada principal, que se rehicieron por los daños que sufrieron durante la Guerra Civil. Entre los años 1968 y 1971 se intervino en la torre, el interior y la portada, pero no se actuó en la zona de la calle Palacio, donde ahora se manifiestan los problemas.