Medio Ambiente

El Ayuntamiento de Zaragoza hace frente contra Garoña

El Consistorio y varios ecologistas históricos han iniciado una campaña informativa para expresar su rechazo a los planes del gobierno.

Un grupo de militantes pioneros en la lucha antinuclear han iniciado una campaña informativa para expresar su rechazo a los planes del gobierno de ampliar el periodo de vida de la central nuclear de Garoña ante los riesgos de que se produzca un accidente de graves consecuencias para todo el Valle del Ebro.


La iniciativa, en la que participan ecologistas históricos como Mario Gaviria y Santiago Vilanova, se ha presentado este jueves en rueda de prensa por el consejero de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, y ha contado con el apoyo de distintas organizaciones ecologistas y sindicales.


Durante la comparecencia, el responsable de energía nuclear de Greenpeace en España, Carlos Bravo, ha explicado que la finalidad de la campaña puesta en marcha se dirige a obstaculizar los planes del ejecutivo de prorrogar hasta 2019 la vida activa de Garoña (Burgos), cuyo cierre está previsto para julio de 2013.


Según este militante ecologista, esta central, ubicada en la cabecera del Valle del Ebro, ha superado ampliamente los 25 años de vida para los que fue diseñada y adolece de graves problemas de seguridad derivados de la presencia de grietas en la vasija del reactor y en los conductos de las barras de refrigeración.


Ha añadido que la "obsoleta" tecnología de Garoña, con más de 40 años en funcionamiento, no permitiría a las instalaciones "soportar" un periodo de 8 horas sin suministro de energía eléctrica o un terremoto de la intensidad del registrado en Lorca.


Bravo ha presentado un informe elaborado por científicos del Instituto Max Planck de Austria que describe los efectos que tendría sobre el Valle del Ebro un hipotético accidente en el reactor nuclear de Garoña similar a los ocurridos en Chernobyl o Fukushima.


Las conclusiones revelan que en un día de cierzo, la nube radioactiva se extendería con rapidez por todo el Valle del Ebro y destruiría toda la actividad económica vinculada a la agricultura.


Según los expertos, un accidente de nivel siete afectaría a unas 100.000 hectáreas de regadío en el Valle del Ebro, habitado por 1,5 millones de personas, obligaría a cerrar numerosas empresas agroalimentarias y generaría problemas de abastecimiento en el país.


El responsable de energía nuclear de Greenpeace en España ha anunciado que, por estas razones, su organización volverá a plantear un recurso ante la Audiencia Nacional contra la orden ministerial que prepara el gobierno para ampliar el periodo de vida de Garoña.


Ha recordado que la Audiencia Nacional estimó recientemente un recurso de Greenpeace que daba validez a una orden ministerial de 2009 que estableció el cierre definitivo de Garoña en 2013.


Por su parte, el histórico militante ecologista Mario Gaviria ha explicado que el accidente de Fukushima y los planes del gobierno de prolongar la vida de Garoña ha llevado a los pioneros de la lucha antinuclear en España a reactivar un movimiento, que, según ha afirmado, consiguió paralizar los proyectos de seis centrales nucleares en Aragón y uno en Tudela (Navarra).


Tras subrayar que prolongar la vida de Garoña es "una agresión y un peligro innecesario", Gaviria ha explicado que el grupo de oposición creado prevé reunirse en los próximos días con los sectores económicos que podrían verse perjudicados por un accidente nuclear para informarles de los riesgos y solicitar su apoyo.


Entre los sectores económicos con los que proyectan reunirse se encuentran los productores de vino, agricultores, empresarios agroalimentarios y regantes, pero también con los ayuntamientos del Valle del Ebro, cuyo apoyo consideran "esencial" para su iniciativa.


Gaviria ha añadido que también prevén informar a los accionistas de Endesa e Iberdrola, compañías explotadoras de las centrales nucleares en España, de las pérdidas que podría suponer un accidente.


A este respecto, ha explicado que en la actualidad no existe ningún consorcio de seguros que responda a un accidente nuclear con más de 1.200 millones de euros, una cifra que ha considerado "ínfima" para hacer frente a los potenciales daños derivados de un accidente nuclear de las características del de Chernobyl o Fukushima.


En este mismo sentido se ha pronunciado el también histórico militante ecologista Pedro Costa, para quien la nuclear "es una energía inmoral, y de ahí a criminal hay sólo un paso".


Por su parte, Jerónimo Blasco, que también militó contra la energía nuclear en los años setenta del pasado siglo, ha incidido en la necesidad de buscar posiciones unánimes en Aragón entre PSOE, CHA y PAR para exigir el cierre definitivo de Garoña en 2013.