El pasacalles, la sesión 'light' del pregón

La comparsa de gigantes y cabezudos y varias compañías de animación ambientaron a familias enteras a la espera del comienzo de las fiestas.

Mientras el alcohol y el desenfreno se abrían paso en Independencia y alrededores con el descorche festivo de las peñas, a pocos metros, a lo largo del paseo de María Agustín, comenzaban a acumularse familias enteras a la espera del pasacalles, esa suerte de versión 'light' del pregón, como las de las discotecas para adolescentes en las que no caben otros dopajes que no sean las ganas de pasarlo bien.

De esas había y muchas a juzgar por los ojos abiertísimos de la chavalería en busca de algún movimiento que sugiriera el comienzo del espectáculo.

A los niños no se les hizo esperar, hasta tal punto de que incluso antes de la hora anunciada, a las siete de la tarde, salió a amenizar al personal la comparsa de Gigantes y Cabezudos. Y vaya recibimiento. Es que ni a los Rolling Stones (siendo el Morico Mick Jagger, a juzgar por el volumen de los gritos). Todos fueron reclamados como el protocolo festivo manda, con sus respectivas canciones, incluso entre niños muy pequeños para los que no solo por edad serían sus primeras fiestas del Pilar, sino también por una pandemia que ha retrasado la experiencia dos años.

La Forana, la Pilara o el Tuerto fueron por tanto algo más que excelentes teloneros de un pasacalles que se inició con un dragón que no daba miedo y que dejó paso a un desfile de fantasías que convirtieron las calles de Zaragoza en el fondo del mar con la compañía valenciana Xarxa, un cielo poblado de estrambóticos aviadores (creados por los aragoneses Coscorrón) o una marisma poblada de aves zancudas, también de Xarxa.

Varias carrozas musicales -como la que transportaba a la Orquesta de las Esquinas- y las habituales batukadas pusieron el ritmo a un desfile más modesto que otros años en el que destacaron por su espectacularidad las dos compañías francesas que participaron: los hombres azules de Génerik Vapeur y Remue Menage, con sus acrobacias musicales ambientadas en los cabarés de los años 20.

Tampoco faltó a la cita otro personaje singular de las Fiestas del Pilar, el Tragachicos, que de momento está a dieta y apareció rodeado de las frutas y verduras rodantes de la compañía aragonesa Caleidoscopio.

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