Carnaval de Zaragoza: cuando se manteaban peleles y se tiraban huevos podridos a las ‘viejas’

Esta celebración se remonta siglos atrás en la capital aragonesa y, aunque se han recuperado muchas de sus figuras tradicionales, otro tipo de divertimentos se han acabado perdiendo. Así ha cambiado con el paso del tiempo.

Desfile de Carnaval en Zaragoza a principios del siglo XX.
Desfile de Carnaval en Zaragoza a principios del siglo XX.
Archivo Heraldo de Aragón

La celebración del Carnaval en Zaragoza se remonta siglos atrás. Como el resto de carnavales del mundo tiene su origen en la antigua Roma con pervivencia de ritos de otras culturas prerromanas que se han conservado sobre todo el algunos municipios aragoneses con celebraciones ancestrales. No es el caso de los de Zaragoza, aunque en la capital aragonesa también se ha celebrado desde siempre esta fiesta del exceso, de la carne, las bromas y de la alteración del orden establecido.

El Carnaval evoluciona y en la Edad Media se incorpora al calendario católico. Es entonces cuando aparecen en Zaragoza las luchas de Don Carnal y Doña Cuaresma. “La Iglesia ha asimilado el festejo colocándolo antes del periodo cuaresmal, que será periodo de ayunos y austeridades, frente al Carnaval, periodo de excesos y comilonas”, señalan los escritores y expertos en tradiciones aragonesas José Antonio Adell Castán y Celedonio García Rodríguez.

A partir de entonces y en los siglos posteriores ya hay constancia de celebraciones populares de carnaval en la capital aragonesa. “Durante los siglos XIV al XVI la costumbre en España para referirse a este tipo de fiesta era usar la palabra carnestolendas”, dice Carmen Blasco, jefa de programación de Zaragoza Cultural del Ayuntamiento de Zaragoza. 

“Las diversiones de carnestolendas acostumbraban a usar disfraces o máscaras; burlas, tretas y griterío; a fustigarse y aporrearse con porras y vejigas, como vemos en algunos de los cuadros de Goya; a producir ruidos con artefactos -bramaderas y zumbaderas-; a quebrar pucheros y ollas; a mantear muñecos o ‘peleles’, además de perros y gatos; correr gallos; arrojarse salvado y harina o agua con pucheros y jeringas y lanzar huevos podridos o naranjas a las señoras mayores o ‘viejas’ -mal llamadas-, entre otros placeres”, enumera. “Muchos de ellos, juegos y bromas que hoy no estaría muy bien vistos”, afirma Blasco.

Cenas y bailes de postín

A partir del siglo XIX y principios del XX ya hay documentos gráficos que atestiguan la existencia de estas celebraciones, sobre todo de los desfiles de disfraces por las principales calles de la ciudad como paseo de la Independencia, además de la existencia de bailes y cenas de más o menos etiqueta que se celebraban, entre otros lugares, en el Casino Mercantil de la ciudad. 

HERALDO ya se hacía eco en esa época de este tipo de acontecimientos. Así, en 1919 se describían esas veladas como unas fiestas "muy animadas y alegres". "El salón de fiestas y el de café resultaban insuficientes para albergar a tanta concurrencia. Las familias de los socios asistieron en su totalidad y cientos de bellas señoritas, con caprichosos disfraces muchas de ellas, bailaron durante varias horas entre el galanteo del elemento joven del Casino”, podía leerse en la crónica del diario.

Crónica de una fiesta de Carnaval en Zaragoza recogida por HERALDO en 1919.
Crónica de una fiesta de Carnaval en Zaragoza recogida por HERALDO en 1919.
H. A.

"El Carnaval en Zaragoza es una de las tradiciones más antiguas y arraigadas de la ciudad. Se lleva celebrando desde el siglo XIX, aunque durante la dictadura se prohibió y se volvió a recuperar con la democracia. Está lleno de personajes y recetas típicas y, por supuesto, desfiles”, afirma Carmen Blasco. 

Y es que el Carnaval zaragozano no solo se celebraba con fiestas de postín. En los barrios, las meriendas populares eran habituales tal y como recuerdan los vecinos del barrio de Jesús: “El Carnaval comienza con el Jueves Lardero, que en tiempos se celebraba con comidas campestres, en las que no faltaba la carne, ya que llegaba el tiempo de Cuaresma durante el cual su consumo estaba vetado”, señalan en la página web de la Asociación de Vecinos de este barrio zaragozano.

Con trajes de hace 200 años

“Se celebraban novilladas y bailes de máscaras que completaban el panorama festivo hasta el domingo. Y el sábado era el día del desfile, de la Mojiganga, donde la crítica y la burla al poder estaban permitidos ya que todos gozaban de inmunidad y anonimato bajo sus disfraces, que originalmente estaban hechos con ropas viejas”, añade Carmen Blasco. La Mojiganga es, precisamente, otra de las tradiciones del Carnaval de la capital aragonesa. “Constituye uno de los actos más antiguos, remontándose a comienzos de 1800. Son personajes enmascarados que lanzaban ceniza, harina o huevos. En 2014 se recuperaron sus trajes auténticos que llevaban guardados casi 200 años”, afirma.

"La Mojiganga se remonta a 1800 y sus personajes iban enmascarados con ceniza, harina o huevos"

Entre las decenas de fotos curiosas de estos primeros años del siglo XX y de esas cenas elegantes de Carnaval encontramos una que llama poderosamente la atención por lo significativo de la presencia en un acto festivo de este tipo del invitado en cuestión. Y es que Francisco Franco asistió también a una de estas veladas, acompañado de su mujer, Carmen Polo, cuando era director de la Academia General de Zaragoza, allá por 1928, un momento en el que todavía no se intuía lo que iba a acontecer en nuestro país años después. 

Francisco Franco, junto a Carmen Polo, en una cena de Carnaval en Zaragoza en 1928.
Francisco Franco, junto a Carmen Polo, en una cena de Carnaval en Zaragoza en 1928.
Archivo Heraldo de Aragón

De hecho, durante su dictadura se prohibieron todas las celebraciones de Carnaval en el país y no se recuperaron hasta el inicio de la democracia. “Durante esos años algunos zaragozanos recordaban el Carnaval vistiéndose de baturros ya que no podían salir disfrazados”, explica Blasco.

"Algunos zaragozanos recordaban el Carnaval vistiéndose de baturros al no poder disfrazarse"

Tradiciones perdidas y recuperadas

Con la recuperación del Carnaval en Zaragoza en 1980 hubo tradiciones que volvieron y otras que quedaron definitivamente en el olvido. “Entre estas últimas, esta el llamado "Tío del higuí", que salía por las calles de Zaragoza el domingo de Carnaval y las crónicas recogen su presencia en la ciudad en torno al año 1890”, apunta la jefa de programación de Zaragoza Cutural. Sin embargo, “sí se recuperaron figuras tradicionales que, antes de la Guerra Civil, habían desfilado ya por las calles de Zaragoza como es el caso del Rey de Gallos o el Conde Salchichón”, asevera.

Así, en la actualidad, el sábado de Carnaval es el día del desfile, “donde la sátira y la ironía hacen de las calles de la ciudad su escenario festivo. En este día el protagonismo lo tienen las peñas que organizan, con el Ayuntamiento, el Carnaval de adultos, que trae consigo un gran desfile ciudadano. El domingo se pone fin a esta celebración en la ciudad con un día dedicado a los más pequeños y a su Carnaval Infantil.

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