tribunales

Juzgan a dos primos por una ola de asaltos en lavanderías de Zaragoza

Los acusados niegan la autoría, pero uno se quitó la mascarilla durante una huida y las cámaras pudieron grabar su rostro. 

Los investigados, Óscar G. G. y Amado S. G., este jueves en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Los investigados, Óscar G. G. y Amado S. G., este jueves en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
H. A.

La Audiencia de Zaragoza sentó este jueves en el banquillo de los acusados a dos primos que, presuntamente, durante una larga temporada se dedicaron a desvalijar lavanderías en diferentes barrios de la capital aragonesa. Los investigados, Óscar G. G. y Amado S. G., habrían perpetrado hasta ocho asaltos entre abril y noviembre de 2022, hechos por los que la Fiscalía les pide ahora sendas penas de siete años de prisión.

Durante el juicio, ambos hombres negaron ser los autores de esta ola de robos, pero los policías que los detuvieron están convencidos de que fueron ellos. Entre otras cosas, porque uno de ellos cometió un grave error: quitarse la mascarilla cuando huía de un local ubicado en la urbanización Kasan, en el Actur. Las cámaras de seguridad grabaron su rostro y ello puso a los investigadores tras sus pasos.

El asalto a esta lavandería se produjo sobre las 14.30 del 5 de agosto de 2022. Y el dueño del establecimiento no tuvo ninguna duda al identificar en sala a Óscar G. G. como la persona que accedió a su local. El policía que dirigió las pesquisas de este robo explicó después al tribunal de la Sección Tercera que en las imágenes se le veía "claramente". "Se trata de un delincuente al que ya conocíamos. Y tanto su complexión física como algunas características, por ejemplo, varios tatuajes, coincidían plenamente", precisó el funcionario.

Cuando se produjo este asalto, ya se habían denunciado otros tres prácticamente idénticos en centros de lavado de 24 horas situados en las calles de Ildefonso Manuel Gil (28 de abril), Florentino Ballesteros (30 de julio) y Bubierca (2 de agosto). De ahí que tras la identificación del primer asaltante se lo relacionara con el resto de golpes y se buscara a su compinche. Este último resultó ser Amado G. G., quien por aquel entonces cumplía condena en tercer grado en el centro de inserción social Trece Rosas. Como solo tenía que acudir allí a pernoctar, supuestamente aprovechaba el resto de horas para ayudar a su primo a perpetrar los robos. Pero también cometió un error, vestir la misma ropa en varios asaltos.

El modus operandi era siempre el mismo: dos personas que ocultaban con mascarillas su rostro se presentaban en los negocios cuando no había nadie y usaban destornilladores para forzar el cajetín de la recaudación. Con esta técnica lograban modestos botines de entre los 250 y los 500 euros. Pero los daños que causaban eran mucho mayores. Sus abogadas, Olga Oseira y María Jesús Ferreruela, piden su absolución.

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