María, víctima de violencia económica: "Hasta que no sales de casa no te das cuenta de lo que estás sufriendo"

Sin dinero y sin trabajo, dejó a su marido cuando se enteró de que habían suplantado su firma y aún recibe deudas generadas por el maltrato económico.

ARAGON REPORTAJE CASA DE ACOGIDA A MUJERES VICTIMAS DE VIOLENCIA DE GENERO / 27-11-2019 / FOTO: ARANZAZU NAVARRO [[[FOTOGRAFOS]]]
Casa de acogida donde residió María durante unos meses.
Aránzazu Navarro

Hay una violencia machista que no se ve, pero que se siente y se sufre incluso después de alejarse del agresor. Es el maltrato económico, el que busca controlar financieramente a la víctima, el que merma la capacidad de la mujer de tomar decisiones de forma autónoma. Es el que complica la vida de María (nombre figurado), que se ha tenido que reinventar para lograr un trabajo mientras agarra con fuerza las riendas de su futuro.

Vivió años con su marido sin problemas, en un estrechísimo círculo familiar que la impedía ver más allá del piso de alquiler donde residían. El desconocimiento de una sociedad completamente distinta a la suya, con otra cultura y forma de organización, hizo que María normalizara su situación. "Pensaba que lo que me ocurría era normal. Nunca abusó físicamente de mí. Los problemas empezaron cuando planteé que tuviéramos una casa", explica.

Su marido le retiró la palabra primero y recurrió a su padre y su hermano para que la convencieran de que cejara su actitud después. No aceptó. "Me intentaba controlar, pero de otra manera. Mi familia me dio la razón a mí", recuerda.

Los años "tranquilos" desaparecieron muy rápido. Con un principio del fin que empezó cuando María decidió mejorar su empleabilidad y, a raíz del contacto con otras personas fuera de su entorno, abrió los ojos.

Se dispararon todas las alarmas cuando comprobó que ya no figuraba en el contrato del piso que compartían y, por tanto, peligraba su empadronamiento en la capital. María explica que se "empezó a preocupar" porque así "no podía renovar los papeles". Pero no solo. Si se firmó sin su consentimiento el cambio en el contrato del piso, ¿en qué más podían haberla involucrado?

Esa angustia la empujó hacia la comisaría, donde denunció a su marido y le informaron sobre la ayuda disponible para mujeres maltratadas. "No tenía ni dinero ni trabajo. ¿Cómo iba a pagarme una habitación?", señala. Pasó un mes y diez días en la casa de acogida, y de allí fue derivada a uno de los pisos conveniados con ACISJF In Vía, donde ha permanecido varios meses hasta que ha logrado reconducir su vida. "Hasta que no sales de casa no te das cuenta del maltrato económico que estás sufriendo", alerta.

Tras recibir asesoramiento laboral, legal y psicológico, ha conseguido un empleo y se paga una habitación en un piso compartido. Para lograr el divorcio tuvo que ir a juicio, lo que asfixió aún más su maltrecha economía. La violencia persiste y condiciona su vida. Y no sabe cuándo acabarán de llegarle deudas generadas por el maltrato económico.

Está orgullosa, a pesar de ello, de ser capaz de definir su futuro, y aconseja a quienes sufren violencia económica que sigan los pasos que dio ella en su día. "Tienen que ser independientes, conocer la ayuda a la que pueden recurrir", señala. Desde la distancia su familia sigue sus pasos, y sostiene que ellos creen que "es fuerte, que sabe cuáles son sus derechos y que no va a pasarle nada".  

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