6 meses de la tormenta

La mujer herida grave en la riada de julio en Zaragoza: "Tengo que valorar que estoy viva"

Han pasado seis meses desde que Yolanda Fernández fue arrastrada por la corriente en el Tercer Cinturón y todavía se recupera de las lesiones sufridas.

Yolanda Fernández, durante su ingreso en el Hospital San Juan de Dios.
Yolanda Fernández, durante su ingreso en el Hospital San Juan de Dios.
Toni Galán

Han pasado seis meses desde que Yolanda Fernández resultó gravemente herida en la riada provocada en la Z-30 por la gran tormenta que cayó en Zaragoza el pasado 6 de julio. El agua que bajaba con fuerza por la calzada se la llevó al ir a salir de su vehículo para intentar ponerse a salvo. Viajaba con su marido, Daniel Lafuente, y en esos instantes de pánico ambos se temieron lo peor. Él resultó ileso, pero ella fue arrastrada por la corriente y quedó atrapada entre dos coches. Fue la única víctima de un episodio que puso en jaque a la ciudad y del que todavía las instituciones están aprendiendo para que no se vuelva a repetir.

Los golpes que se llevó Yolanda acabaron causándole una fuerte hemorragia interna por la que tuvo que ser intervenida de urgencia y que estuvo apunto de costarle la vida. También sufrió una hipotermia, una herida profunda en el brazo, tres fracturas en la pelvis y daños en el coxis, lesiones de las que aún se recupera y que la mantienen todavía alejada de su puesto de trabajo. A todo ello se enfrenta, sin embargo, con determinación y entereza, consciente de que, prácticamente, aquel día volvió a nacer.

“Ahora me encuentro mejor. Voy a rehabilitación tres días por semana y también hago ejercicios en casa. Me ponen magnetoterapia para disminuir el dolor y ayudar con las roturas y también hago hidroterapia en piscina”, resume esta zaragozana, que espera poder recibir el alta próximamente, aunque todavía tendrán que volver a valorar su estado de salud. Los sanitarios ya le han avisado de que probablemente le quedará alguna secuela al hacer según qué movimientos, pero sabe que es el mal menor: “Tengo que valorar que estoy viva”.

Con todo, Yolanda se muestra de buen humor, tratando de dejar atrás un episodio que resultó muy duro tanto para ella como para su familia. Aunque aclara que el camino no ha sido, ni es todavía, nada fácil. Pasó ingresada dos meses, de los que más de la mitad ni siquiera podía ponerse de pie. A nivel psicológico, reconoce que “ha sido súper duro”. “Cuando llegué a casa estaba muy contenta, pero al principio estaba desubicada, algún día hasta eché de menos el hospital. Me daba mucho miedo salir a la calle y caerme, y más los días de lluvia”, explica. También, aunque no le ocurre todas las noches, alguna vez sufre pesadillas relacionadas con lo que le pasó.

No obstante, todo eso no le ha frenado y, escuchando los consejos de la psicóloga, ha vuelto al punto del Tercer Cinturón en el que sufrió el accidente. “No me gusta, pero lo hago. Me tenía que enfrentar a ello. Y cuando vuelva a trabajar no me va a quedar otra”, asegura, convencida. Solo tiene palabras de agradecimiento tanto para el personal del hospital como para los dos policías que la rescataron, sus “ángeles de la guarda”. “Me vieron tan mal que supieron que había que correr. Lo que hicieron no está pagado”, rememora.

No todos los días son iguales, pero en general su buen ánimo le está permitiendo superar lo sucedido. Igual que a su familia. Sus hijos, de 15 y 20 años, “sufrieron muchísimo”. También su marido, que se vio obligado a coger la baja por depresión. “Volví el 31 de octubre. Fue una situación muy complicada, me costó tiempo, pero yo mismo tomé la decisión de volver a trabajar porque así no podía seguir”, resume el propio Daniel Lafuente. Como su mujer, se enfrenta ahora al futuro con mucho optimismo: “Poco a poco lo vas superando, yo ya soy prácticamente la misma persona, solo falta que ella vuelva a trabajar”.

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