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Una joven emprendedora zaragozana abre un nuevo salón de belleza en el Actur: "Con 19 años me hice autónoma"

María Ochoa, de 22 años, acaba de montar su propio negocio, '8a Beauty', haciendo realidad su sueño sin salir de su barrio.

María Ochoa abrió el pasado 23 de diciembre '8a.beauty', su propio salón de estética en el andador de José Saramago.
María Ochoa abrió el pasado 23 de diciembre '8a.beauty', su propio salón de nueva estética en el Actur.
Toni Galán

A María Ochoa, una zaragozana de 22 años, la pandemia le pilló en plena mayoría de edad. Una etapa complicada y llena de cambios que ella supo aprovechar para reorientar su futuro académico y profesional hacia su verdadera pasión: el mundo de la estética. 

"No había trabajado para otras personas -cuenta-. El único trabajo que he tenido fue en pleno confinamiento, que estábamos todos encerrados en casa, y yo tenía que ir a trabajar al Rincón. Después de eso, intenté estudiar Magisterio de Primaria, que pensaba que me gustaba, y no… Así que lo dejé y decidí enfocarme a aquello que de verdad me interesaba, que era el mundo de la belleza", relata. 

Tras estudiar un máster de Nueva Estética y realizar diferentes cursos en este ámbito, decidió emprender por su cuenta y montar su propio negocio en el Actur. El pasado 23 de diciembre abrió '8a. Beauty', un salón de belleza que es al mismo tiempo un "sueño cumplido" para esta joven emprendedora de la capital aragonesa. 

La idea -recuerda- le rondaba la cabeza desde hace tiempo, hasta que finalmente se decidió a hacerlo gracias a una peluquera de barrio. "Al acabar la formación, se me brindó la oportunidad de poder emprender yo sola. Un día acompañé a una amiga a hacerse las mechas a una peluquería que había debajo de mi casa y salió el tema. Le conté lo del máster de Nueva Estética, y me dijo que tenía una habitación ahí para lo que yo quisiese. Ni me lo pensé. La verdad es que siempre he sido superatrevida para todo y, en concreto, esto es lo mejor que he podido hacer nunca", cuenta orgullosa. 

Dar este paso ella sola, y sin apenas haber trabajado en ello, lejos de ser un impedimento se ha convertido en su principal motivación para sacar adelante el negocio. "Me animé a hacerlo sola porque me apetecía muchísimo y me vi con ganas y fuerza. Por supuesto no tenía ningún tipo de experiencia pero la gané trabajando. Con 19 años me hice autónoma y empecé a agendar a chicas. Me convertí un poco en el boca a boca del barrio, y con la experiencia y la práctica cada vez me ha ido conociendo más gente", confiesa. 

María Ochoa atendiendo a una clienta en su recién inagurado salón de belleza.
María Ochoa atendiendo a una clienta en su recién inagurado salón de belleza.
Toni Galán

Emprender en tiempos de crisis tampoco ha sido un freno para ella. Es más, aconseja hacerlo "sin miedo", porque "siempre hay tiempo para arrepentirse, pero no para ir hacia atrás y echar otra vez hacia delante".

En su pequeño salón de belleza ubicado en el Andador de José Saramago, en el barrio del Actur, ofrece todo tipo de sesiones de belleza: desde tatuajes a micropigmentación de cejas, pasando por lifting de pestañas, lifting de cejas, volumen ruso, manicura acrílica, manicura normal o diseños de manicura por encargo. 

"Para mí la belleza es simplemente el sentirse bien… No es una cara bonita. De hecho, mi lema es 'el autocuidado no tiene límites', ¡y me encanta!"

Su manera de entender la belleza juega también a su favor y cree que le hace ganar cada vez más clientela. "Al final, por lo que me suele decir la gente, este es un negocio diferente. Yo veo la belleza de una manera que igual no la entiende el resto de la sociedad. Para mí la belleza es simplemente el sentirse bien… No es una cara bonita. Es el autocuidado. También me gustan las cosas más artísticas, no hago las típicas manicuras… Por supuesto que si viene alguien al que le gusta eso, una manicura granate, por ejemplo, voy a intentar convencerle por todos los medios de que se haga algo más guay o más actual, le enseño lo nuestro, le ofrezco ideas, pierdo tiempo entre comillas para poder hacer algo chulo, que a mí es lo que me mola… pero me adapto a sus gustos. Para mí, no es un centro de estética como tal, sino un sitio al que vienes a estar bien y eso es lo que me importa", subraya Ochoa.

Emprender en tiempos de crisis

Lanzarse a la aventura de emprender con solo 22 años y sin apenas experiencia en este mundo ha sido para esta joven zaragozana "dar un salto al vacío", adentrarse en un mundo en el que "faltan" muchos apoyos aquí en España. "Los trámites son terribles, la verdad. Mucha ayuda no he recibido, por no decir ninguna. Tengo las mismas condiciones que todo el mundo, que eso también me parece justo. No por ser joven voy a pedir una rebajita, pero sí que es verdad que es complicado porque no te enseñan nunca nada en institutos ni en ningún lado que tenga que ver con poder crear un negocio. Te enfocan para estudiar una carrera, y si nos preparasen para una mentalidad más autónoma e independiente, seríamos muy diferentes", afirma ella.

La aventura de emprender no ha estado exenta de dificultades para esta joven, que tuvo que cambiar de local tras una experiencia fallida a la hora de alquilar.

"Las primeras veces que lo intenté salió mal. Firmé un contrato y todo hace dos años y me 'timaron' entre comillas. Ocultaron información y una vez que ya estaba casi metida, descubrimos que había que hacer una reforma casi integral y que me iba a costar más de 20.000 euros que por supuesto no tenía. Al decir que no, me hicieron pagar durante seis meses el alquiler del local sin utilizarlo. Estuve pagando ese alquiler más el mío, más la cuota de autónomos, y eso que nunca llegué a ejercer ni intenté decorarlo. Después de eso, se me quitaron las ganas, la verdad, pero nunca me rindo", dice con una sonrisa. 

Después de aquello, siguió trabajando como autónoma y ganando clientela hasta ser consciente de que podía convertir su pasión en su modo de vida, yendo por cuenta ajena. "Me iba gustando cada vez más este mundo, conectar tanto con las chicas mientras les hacía las uñas... Era mucho más que todo eso. Me di cuenta de que se me daba bastante bien hacer cosas diferentes en manicura, y me empecé a formar en hacer otras cosas. Quería crecer. Y hubo dos gotas que colmaron el vaso", recuerda. 

"La última vez que fui a una peluquería para intentar cambiarme, el dueño me dio una charla de que mi trabajo era demasiado artístico y que si me quedaba con él me iba a estancar... Así que cambié el chip y pensé que debía ir por mi cuenta. Esa misma noche empecé a mirar locales y vi uno, en el que estoy ahora"

La primera de ellas fue al intentar cambiar otra vez de local y mudarse a otras peluquerías que eran más espaciosas. "En esta ocasión hubo dos peluqueros que me ofrecieron trabajar con ellos porque les gustaba mi trabajo, pero al final los dos me dijeron que no... que preferían trabajar ellos solos y no 'meterse en líos'. La última vez que fui a una peluquería para intentar cambiarme, cuando me dijo que se lo había pensado mejor me dio una charla de que mi trabajo era demasiado artístico, y que si me quedaba con él me iba a estancar. Que tenía potencial… Así que cambié el chip y pensé que debía ir por mi cuenta. Esa misma noche empecé a mirar locales y vi uno, en el que estoy ahora. Me gustó, me dieron el 'ok' mis padres y tiré para adelante", relata esta joven. 

El pasado sábado, 23 de diciembre, dio una fiesta de inauguración en su negocio del andador José Saramago. "Había muchísima gente, me quedé flipando. No me esperaba para nada esa respuesta… Fue superguay, vino gente que no conocíamos de nada. Ahora mismo tengo a todas las clientas con las que empecé con 19 años, y eso es lo que más me emociona. Pero al mismo tiempo no dejo de ver caras nuevas", añade ilusionada. 

La joven dio una fiesta de inaguración el pasado 23 de diciembre.
La joven dio una fiesta de inaguración el pasado 23 de diciembre.
Toni Galán

A otros jóvenes que estén indecisos sobre su futuro, les anima a perseguir sus sueños, formarse y quitarse los prejuicios de emprender un negocio. "Les aconsejo que se atrevan a hacer las cosas, que no tengan miedo porque de todo se aprende, por desgracia, a base de hacerlo. Les recomendaría también que desde el minuto uno se crean lo que son y que muestren autoridad y determinación desde el primer momento", sentencia. 

Desde su propia experiencia, reconoce que no siempre es fácil decidir a qué dedicarse. "Nos ponen como objetivo de vida tener superclaro lo que queremos ser y no todo el mundo lo tiene. Hay mil millones de cosas que ni sabemos que existen y están por descubrir. Hay mil opciones de trabajos artísticos y no artísticos. A mí, por ejemplo, nunca me han dicho: '¿oye, no querrás ser cerrajera?' Que ganan una barbaridad y ni te lo planteas...", añade. 

Mejorar las condiciones y aumentar las ayudas a autónomos y emprendedores sería también, a su juicio, una necesidad que apremia a muchos jóvenes para animarse a dar el paso. "Las condiciones para el autónomo en España son pésimas. Solo pagamos y pagamos y pagamos, y parece lo típico que se dice siempre, pero de verdad que hasta que no te pones a hacer cuentas y a intentar sobrevivir parece que solo trabajas para pagar, y mira que me apasiona mi trabajo y estoy aquí 12 y 13 horas al día, pero al final, mínimo tener un paro digno, dinero que coger si me rompo una mano y no cobro en sabe Dios cuánto tiempo… Me parece irreal lo que ahora hay", lamenta. 

Sus consejos de belleza

Aun con todo, María tiene claro que montar su propio negocio es una de las cosas "más bonitas" que ha hecho, y se muestra ilusionada con seguir creciendo de la mano de su clientela de dentro y fuera del Actur.

De cara a esta Nochevieja, aconseja tres 'looks' para diferentes situaciones: una noche de fiesta o cotillón, una cena familiar y un tardeo. "Yo me haría un maquillaje que sirva para todo. Para salir de fiesta, le daría importancia a los ojos con un eyeliner ahumado o un 'fox eyes' que llamamos. Apostaría por tonos negros con dorados y plata. Para una cena familiar, me haría algo similar en tonos tierra, un ahumado marroncito, y metería un poquito de labios: un gloss con perfilador. Y luego para un tardeo tontorrón, me pondría un 'eyeliner' bien chuli con mucho colorete y listo. Tiraría por la luminosidad, como la 'golden hour'", concluye.

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