Adiós a Flamingos Vintage Kilo en Zaragoza, cazatesoros de ropa americana: "Toca parar"
La única tienda de venta de ropa de segunda mano al peso traída íntegramente de Estados Unidos echa la persiana en su décimo aniversario.
Un cierre siempre es una mala noticia para cualquier ciudad o barrio. Pero sobre todo cuando se trata de un negocio con tanta identidad como Flamingos Vintage Kilo, la única tienda de venta de ropa de segunda mano al peso traída íntegramente de Estados Unidos que hace unos días anunciaba el cierre definitivo coincidiendo además con su décimo aniversario.
Sus actuales propietarias, las zaragozanas Beatriz (36 años) y Cristina Martínez (42), pondrán fin así a diez años de historia el próximo 29 de diciembre por “circunstancias ajenas al equipo”: “Lamentablemente no vamos a poder seguir por este camino. Ahora toca parar y ver hacia dónde nos lleva la vida”, admiten. Abrieron la tienda junto a otra hermana, Alicia, aunque esta se fue al tiempo cuando le surgió otra oportunidad profesional.
Era diciembre de 2013 y eran tres jóvenes apasionadas de la moda, con un estilo propio y a la que les gustaba -y les gusta- vestir diferente. Su concepto era arriesgado, pero no tardó en encontrar su sitio en la ciudad. Y es que el ajetreo en este colorido y luminoso local ubicado en el corazón del barrio de la Magdalena desde que se produjo el anuncio del cierre es constante. “Nos vamos a ir con el amor que estamos recibiendo estos días y con todo lo logrado hasta hoy. Llegamos a conseguir que la calle pasase de ser una zona gris a que nos llamasen la Malasaña de Zaragoza”, asegura Cristina mientras no deja de atender clientes y recibir mensajes de ánimo.
Con el cierre de este mítico comercio se pierde un establecimiento único en la ciudad, por muchas cosas, empezando por el producto que ofrece. “No hay nada igual en la ciudad”, reivindica Cristina. En sus paredes vemos una amplia colección de pañuelos, discos de vinilo y letreros vintage. También hay un pupitre a modo de decoración. “Hemos llegado a tener hasta un confesionario”, admite, entre risas.
“La única premisa era traer todo 100% vintage y 100% americano”, afirma la zaragozana. Algo que les ha permitido contar con prendas absolutamente únicas y con ‘looks’ muy distintos a los que estamos acostumbrados, como con moda country o neoyorkina de hace varias décadas. En cuanto al precio de venta, se dividía en tres: 13, 24 o 39 euros el kilo. “Éramos como el típico colmado de barrio de toda la vida”, añade.
Entre los productos que todavía quedan en tienda, cada vez menos, encontramos algunas corbatas de los años 70, una cazadora de McDonald, una chaquetilla original de los Lakers de los años 80 o una chaqueta de la banda de música de Texas. Prendas de coleccionismo únicas en el mundo. “Siempre hemos dicho que éramos como cazatesoros”, añade.
Otra de sus claras apuestas ha tenido que ver con la concienciación y el reciclaje. “Queríamos darle una segunda vida a prendas que de otra forma jamás la habían encontrado y el concepto ha calado en público de todas las edades, también en gente muy joven que cada vez tiene más conciencia con el reciclaje”, reconoce Cristina, que destaca, además, las calidades de las prendas de hace 40 o 50 años. “Las costuras están bien puestas, los botones no se caen… es otra historia”, admite.
Además, con el tiempo, Flamingos se convirtió en mucho más que una tienda de ropa, derivando también al mundo de los estilismos y vestuario de cine, televisión y teatro. Uno de sus últimos trabajos ha sido con la película ‘Ancestral’, de Pablo Aragüés y Marta Cabrera. “Comencé viniendo hace diez años como clienta. Cuando las conocí por primera vez pensé que era una tienda que modernizaba la ciudad y que le daba otra dimensión”, rememora ella.
“Me da mucha tristeza cuando personas emprendedoras tengan que despedirse de un proyecto, más cuando han dedicado tantos años y cariño. También me hace pensar en lo que una ciudad pierde cuando lugares con tanto carisma tienen que cerrar sus puertas”, reflexiona la cineasta, que se ha llevado un vestido de seda de los años 70 en color amarillo.
Mucho más que una tienda de ropa
Y es que las fundadoras de Flamingos aseguran que desde que se produjo el anuncio del cierre, el pasado 10 de diciembre, los mensajes de apoyo han sido constantes. “Estamos consolando nosotras a la gente”, confiesan. Además, muchos de sus clientes son verdaderamente jóvenes, algo que demuestra que la ropa ‘vintage’ está más de moda que nunca.
Wilmer Gallo (22) se lleva a casa un voluminoso abrigo de pelo. “Aquí siempre he encontrado cosas que no hay en ningún otro lugar”, admite el joven, modelo de profesión, y cliente habitual. “Además de ser un modelo sostenible con el medio ambiente y más barato. Creo que esto es más que una tienda de ropa, es una forma de hacer frente al consumismo que está matando el planeta”, reivindica.
Para Pedro Fernández (20) y Olga Cumplido (19) era la primera vez en Flamingos, pero tampoco se iban de vacío a casa. “Hay cosas muy chulas y originales y mucha variedad. Es una pena que la ciudad pierda un sitio así”, concluían con sus dos jerséis de punto tricotados de color marrón. Una despedida por todo lo alto para Flamingos Vintage Kilo que no descarta volver más adelante, eso sí, de otra forma y en una nueva ubicación. “Por el momento vamos a cerrar esta etapa. Luego… ya veremos”, concluyen.
