Un maltratador que atacó con saña a su pareja logra una rebaja de pena por su alcoholismo

Se enfrentaba a 19 años de cárcel por tentativa de homicidio y tres delitos más que se ha quedado en una condena pactada de tres años y medio por lesiones y amenazas.  

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza este 9 de octubre.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza este 9 de octubre.
Heraldo

José Miguel Octavio de Toledo de la Cruz, de 41 años, se ha sentado este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia por haber intentado matar a su pareja en Zaragoza en septiembre de 2022.

El procesado se enfrentaba en un principio a una pena de 19 años de cárcel por delitos de homicidio en grado de tentativa, lesiones, amenazas y maltrato habitual. Por el primero de ellos la Fiscalía y la acusación particular, a cargo de la abogada Sandra Prado, solicitaban 9 años de prisión y por el resto 2, 5 y 3, respectivamente, ya que el hombre es reincidente en delitos de violencia de género y tiene tres condenas anteriores, la primera de 2016.

Sin embargo, la prueba pericial forense que asegura que el día de los hechos tenía anulada su voluntad en grado medio debido a su alcoholismo, lo que le hace tener una personalidad agresiva, se ha traducido en que las partes llegaran a un acuerdo para aplicar al acusado la eximente incompleta de trastorno por adicción al alcohol. Además, han retirado la acusación de tentativa de homicidio y, al final, será condenado solo por un delito continuado de lesiones a dos años y medio de prisión, más otro año por un delito continuado de amenazas. En total, tres años y medio de cárcel, diez de alejamiento de la víctima y el pago de una responsabilidad civil de 2.938 euros de los que ha adelantado 1.000, lo que le ha supuesto el beneficio de la atenuante de reparación del daño.

La sentencia será dictada por la Sección Primera de la Audiencia y la defensa, ejercida por el abogado Alejandro Sarasa, ha anunciado que pedirá la suspensión de la pena. Su representado lleva trece meses en prisión provisional.

Los graves hechos por los que ha sido juzgado ocurrieron el 7 de septiembre de 2022 en un piso de la calle de Eugenio Lucas del barrio de Parque Goya. José Miguel Octavio de Toledo había mantenido una relación de afectividad con la víctima durante cuatro años de forma intermitente que terminó en febrero de 2022 a raíz de una agresión seguida de una denuncia por violencia de género presentada por la mujer, que acabó en condena con medidas de alejamiento. 

Tras cumplir la sentencia, retomaron el contacto y ella se trasladó al domicilio del acusado, donde tenía alquilada una habitación. Al poco tiempo de convivir, como suele suceder en estos casos, él volvió a comportarse de manera controladora y agresiva.

Como recogían las acusaciones, el día 7 quedaron en la terraza de un bar y comenzaron a discutir por temas pasados. El acusado se enfadó, se levantó de la mesa y se marchó. La mujer, por su parte, se fue a casa y, cuando se estaba desnudando en el dormitorio, José Miguel Octavio de Toledo regresó e intentó entrar en la habitación. Ella trató de impedirlo sujetando la puerta y advirtiéndole de que si no paraba llamaría a la policía, lo que alteró al procesado. ‘‘Te dije que no volvieras a decir eso’’, le dijo y empujó la puerta con más fuerza hasta que la franqueó, se abalanzó sobre ella, le quitó el teléfono y trató de estrangularla.

La mujer logró desasirse, pero él siguió golpeándola y en un momento dado se lo quitó de encima y trató de encerrarse en el baño, aunque no lo logró y entró. Ella intentó protegerse con un espejo, el cual acabó rompiéndose. Entonces el procesado la agarró de los pelos y la arrastró por el suelo lleno de cristales rotos.

José Miguel Octavio de Toledo se había provisto también de un cuchillo de 20 centímetros de hoja con el que le hizo cortes en los brazos y se lo puso en el cuello al tiempo que le decía: “Como llames a la Policía te mato’’. El ataque continuó en el dormitorio con un nuevo intento de estrangulamiento que hizo que ella perdiera el conocimiento. Afortunadamente, la llamada de una vecina que le llevaba el perro que se le había escapado previamente hizo que él parara y le dijera: “Cállate o verás’’.

Durante todo el tiempo estuvo profiriendo frases del tipo: ‘Seguro te acostabas con otros mientras yo estaba en el calabozo pasándolo mal; yo no era un maltratador, tú me has hecho un maltratador, ahora vas a ver lo que es un maltratador’’.

La víctima aprovechó la llamada a la puerta para, desnuda y ensangrentada, salir al rellano, bajar las escaleras y pedir ayuda llmando al timbre de los vecinos. Cuando uno le abrió  encontró al acusado encima de la mujer y mientras a él le decía que no pasaba "nada" a ella le indicaba: ‘‘Venga, sube a casa". El vecino reaccionó dando cobijo a la herida en su piso  y llamando a la Policía.

La mujer sufrió múltiples lesiones consistentes en excoriaciones, magulladuras y cortes en los que tuvieron que aplicarle puntos de sutura. Los agentes que acudieron al domicilio encontraron en el suelo el enorme cuchillo de cocina con la hoja doblada.

 

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