Un violento preso revienta una pared del hospital Miguel Servet de Zaragoza para exigir tabaco a otro recluso

Rompió un tabique para pasar a la habitación contigua, donde el otro preso tuvo que ser evacuado.

El módulo para presos está en la décima planta del hospital Miguel Servet
El módulo para presos está en la décima planta del hospital Miguel Servet
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A golpes con una camilla. Así es como un violento preso, que ingresó este martes por la noche en el módulo para reclusos en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, reventó un tabique de su habitación para exigir tabaco a otro, que estaba ingresado en la estancia contigua.

Los hechos ocurrieron sobre las 23.00 del pasado 3 de octubre, tan solo diez minutos después de su traslado al hospital desde la cárcel de Daroca. 

Según explica la Policía Nacional, Brahim C., de 35 años y nacionalidad marroquí, comenzó a gritar al preso de la habitación de al lado para que le hiciera llegar cigarrillos a través de los funcionarios que custodian este módulo en el hospital, ubicado en la décima planta y vigilado las 24 horas por agentes.

Al no recibir la respuesta que deseaba, comenzó a golpear el tabique que separaba ambas habitaciones hasta hacer un gran agujero por el que pudo pasar a la sala donde estaba el otro recluso: Florin, un hombre de más edad y nacionalidad rumana al que no conocía.

Para proteger la integridad de este hombre los agentes destinados en el hospital decidieron evacuar al ciudadano rumano para ponerlo a salvo, ante la actitud amenazante y agresiva de Brahim, que quedó encerrado entre las dos habitaciones.

Por las cámaras de seguridad que están instaladas en estas habitaciones, los agentes pudieron ver que portaba un objeto punzante en una de sus manos, por lo que pidieron refuerzos. Hasta cuatro coches de la Policía Nacional se personaron en el centro hospitalario para intentar que depusiera su actitud. Lejos de amedrentarse, Brahim siguió amenazando a los agentes desplazados, que le informaron de que iban a utilizar una pistola taser para poder reducirlo. Esta arma trasmite una descarga eléctrica de alto voltaje y al explicarle sus efectos, finalmente desistió y tiró al suelo el objeto que portaba, un trozo del tabique que había roto.

Fue entonces cuando los agentes entraron en la habitación y lograron inmovilizarle y esposarle. Ante su alterado estado, desde el centro hospitalario se le administró una medicación para relajarle.

A falta de que el atestado policial pase a disposición judicial, este preso podría enfrentarse a nuevos cargos por lesiones, atentado a la autoridad y daños.

Según apunta el Periódico de Aragón, habría sido trasladado hasta el hospital zaragozano tras haberse tragado varias cuchillas en la cárcel de Daroca.

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