Acusa a su ex de intentar tirarla por las escaleras con su bebé de 9 meses en brazos

La Fiscalía solicita 18 meses de prisión para el acusado por lesiones en el ámbito de la violencia de género y desobediencia.

Imagen de los juzgados de Zaragoza
Imagen de los juzgados de Zaragoza
OLIVER DUCH

Un vecino de Munébrega se enfrenta a sendas penas de nueve meses de cárcel por un delito de lesiones en el ámbito de la violencia de género y otro de desobediencia grave a la autoridad. Del primero fue víctima su expareja, con la que tiene un hijo de 9 meses, y a la que presuntamente golpeó e intentó tirar por las escaleras cuando llevaba al niño en brazos

Él niega haberla golpeado y asegura que fue la mujer quien agredió a una amiga suya y él solo trató de separarlas. Pero fue la denunciante quien acabó con lesiones en la nariz compatibles con un puñetazo, como declaró. En el hospital le detectaron policontusiones en la muñeca izquierda, hematomas en  ambas piernas y un edema en la pirámide nasal.

La pareja ha mantenido una relación de ocho años –en los que hubo algún episodio de violencia– y ahora, que ya no convive, tiene desavenencias, sobre todo desde que nació el niño, pues, al parecer, el investigado no se hace responsable de los cuidados del menor.

El pasado 9 de julio, sobre las 12.30, la mujer se presentó con el niño en brazos en el domicilio de Munébrega donde reside el acusado. El hombre, R. S. C., de 43 años, se encontraba de fiesta con dos amigos y una amiga y se desató una discusión en la que, al parecer, la denunciante agredió a la amiga y su ex salió en su defensa propinándole un puñetazo en la nariz, agarrándola del cuello y tratando de tirarla por las escaleras. Durante el forcejeo, como mantiene la Fiscalía, la mujer estuvo a punto de caer y terminó pidiendo a uno de los presentes que cogiera al niño para evitar que resultara lesionado.

Acto seguido, salió de casa y se fue al cuartel de la Guardia Civil de Munébrega. Diez minutos después se presentó una patrulla, a la que contó lo ocurrido. Acompañada de los agentes, al las 12.45 acudieron al domicilio de R. S. C. para que les entregase al niño. 

El hombre no se mostró muy colaborador y tras 20 minutos llamando a la puerta sin que el acusado contestara, al final se asomó a una ventana con el bebé en brazos. Tras asegurarse de que el niño estaba bien, los guardias civiles le pidieron que saliera de casa y diera el niño a la madre, a lo que hizo caso omiso.

Los agentes estuvieron un buen rato tratando de convencerle hasta que  accedió a entregarles al niño con la condición de que uno de ellos se acercara a la puerta a buscarlo, pues él no pensaba salir del domicilio. Así lo hicieron y, tras recoger al bebé, se lo entregaron a la madre en perfectas condiciones.

Casi 18 horas de vigilancia 

A pesar de que siguieron insistiéndole para que saliera a la calle, no lo consiguieron. Los agentes no cejaron en su empeño y permanecieron vigilando en el exterior hasta que a  las 7.35 del día siguiente (casi 18 horas después del incidente),  cuando por fin abandonó el domicilio y entonces fue detenido. Sobre él pesa una orden de alejamiento de la víctima, que presenta un riesgo alto de ser agredida de nuevo.

El juicio se celebró este pasado martes y mientras la Fiscalía y la acusación particular, a cargo del letrado Héctor Saz, pidieron penas de prisión, su abogado defensor, de Luis Ángel Marcén, solicitó la absolución.

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