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Los vecinos de Castejón de las Armas temen que un pulso legal les deje sin su único bar
Las discrepancias entre el Ayuntamiento y los antiguos gestores del local acaba en el Tribunal de Contratos Públicos de Aragón.
Como en todos los pueblos, en Castejón de las Armas el bar es un punto neurálgico: más si cabe en verano. De ahí la inquietud de los vecinos de esta pequeña localidad de la comarca de Calatayud, a los que preocupa y mucho el futuro del único establecimiento que mantiene sus puertas abiertas. Y todo por un pulso legal, el que mantienen el Consistorio, propietario del centro cultural Virgen del Cerro, y sus últimos gestores. La disputa comenzó el pasado mes de junio y lejos de solucionarse parece haberse agravado, ya que la nueva licitación del servicio ha radicalizado las posturas.
A principios de julio, el Ayuntamiento de Castejón de las Armas se decantó por uno de las tres ofertas que se presentaron para llevar el bar. Y la elegida no fue la de las personas que lo habían gestionado durante los últimos años. No conformes con la decisión, estas últimas impugnaron la licitación ante el Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón (Tacpa), en cuyo tejado se encuentra ahora la pelota.
Según explica el alcalde, Francisco Melendo, hasta que se resuelva el asunto, el local seguirá abierto, puesto que «hay que dar servicio». Y los encargados de prestarlo serán los adjudicatarios provisionales. En cualquier caso, el regidor asegura que el concurso se ha hecho «con transparencia» y «con una mesa de contratación que ha valorado correctamente los méritos».
«Ellos hicieron una oferta y otro les ha ganado. Han perdido el concurso. Sin más», insiste el primer edil, en referencia a los antiguos gestores. Sin embargo, quienes llevaban el bar hasta hace pocos días discrepan: «Presentamos hasta 30 páginas con mejoras y los puntos se han dado como el Ayuntamiento ha querido». Entre esos criterios, aseguran, hay una descompensación entre el valor que se da la creación de empleo a tiempo completo y parcial.
Cesión de una vivienda
Al parecer, el origen del problema radica en una vivienda. Según los anteriores gestores, el alcalde se la ofreció hace tres años para poder utilizarla como residencia. Y al informarles hace mes y medio del nuevo concurso para adjudicar el bar, ellos le recordaron esa promesa verbal. Sin embargo, el regidor sostiene que nunca les ofreció continuar «porque ya no había posibilidad de más prórrogas». Además, según el alcalde, nunca estuvo encima de la mesa la cesión gratuita de dicha casa.
Desde finales de junio, las fricciones han ido a más y después de plantear la propuesta de adjudicación el Ayuntamiento conminó a los últimos gestores a entregar las llaves y llevarse sus pertenencias. Aquí las partes discrepan, mientras los afectados aseguran que no se les ha dado tiempo suficiente, el primer edil apunta que tuvieron «cinco días».
Los gestores se negaron a entregar las llaves y el edil tuvo que pedir autorización a la Delegación del Gobierno para acceder al local acompañado de la Guardia Civil a mediados de julio. Algunos vecinos apoyan a los antiguos gestores y confiaban en que fueran ellos quienes siguieran en el bar durante todo el año. «Han dado buena calidad y viene gente de fuera. Nuestro miedo es que pase el verano y ya no tengamos la puerta abierta», confiesan.
Desde el Ayuntamiento, Francisco Melendo reconoce que este asunto puede terminar costándoles dinero. Y lo dice porque el adjudicatario provisional, al no disponer de las llaves para poder acceder al bar, estuvo un par de semanas sin poder trabajar. «Tenían contratadas a dos personas y estuvieron un tiempo sin abrir, por lo que se está planteando reclamar daños y perjuicios al Consistorio», explica. Por su parte, la representación legal de los anteriores gerentes considera que la presentación del recurso «paralizaba la adjudicación».
En el mismo proceso, según esgrimen los últimos gestores, se presentó una carta de recomendación a su favor en la que se incluían las firmas de 200 clientes del pueblo y alrededores. Recuerdan también que nunca hubo quejas sobre el servicio que ellos prestaron.
