Doctorarse a los 80 años: "A nuestra edad queda mucho por hacer"

Mónica Díaz llegó a Zaragoza hace más de 40 años. Ahora, orgullosa, reconoce que ha cumplido uno de los sueños de su vida.

Mónica Díaz muestra su tesis doctoral presentada.
Mónica Díaz muestra su tesis doctoral presentada.
C. I.

"A nuestra edad queda mucho por hacer", reivindica una emocionada Mónica Díaz. A los 80 años acaba de doctorarse en la Universidad de Zaragoza, tras presentar su tesis 'Situación de las mujeres chilenas ante la Dictadura (1973-1989)' el pasado 12 de junio en la sala de Grados de la Facultad de Derecho. Uno de los momentos, asegura, "más emocionantes de mi vida".

Un trabajo de más de 450 páginas que muestra con orgullo, y que empezó a desarrollar en el 2019, antes de la pandemia, que le llevó incluso a viajar en varias ocasiones a su país de origen, Chile, para recabar información necesaria para el desarrollo de su investigación. "Quería contar la labor invisible de muchas mujeres que, desde 1975 y en la sombra, lucharon por sus derechos y por los de sus familias de una manera constante", asevera. Sin embargo, una vez más, la historia se olvidó de ellas.

"A los 80 no se acaba nada, mientras que hay mucha gente joven que piensa que a los 30 ya lo ha hecho todo", reivindica. En su casa, ubicada a escasos metros de la ribera del Ebro, esta inmigrante chilena se encuentra rodeada de libros -los cuales se amontonan en largas estanterías a lo largo del pasillo y en el salón-, y lienzos, pues la pintura es otra de sus grandes pasiones. "Me ha tomado mucho tiempo, primero saqué adelante a mi familia, crie a mis hijos. Para mí hay como dos vidas, la que toca y luego en la que puedes plantearte lo que realmente quieres”, afirma.

Esta vecina de Zaragoza, nacida en Antofagasta el 7 de agosto de 1943, llegó a España poco después que su marido, Pedro Valdivia, huyendo del golpe de Augusto Pinochet. “A través de un amigo de la familia logramos salir de allí. Primero estuvimos en Cuba cinco años, y luego logramos viajar a Zaragoza junto a nuestros tres hijos, Mónica, Felipe y Claudio”, rememora.

"Me ha tomado mucho tiempo, primero saqué adelante a mi familia, crie a mis hijos. Para mí hay como dos vidas, la que toca y luego en la que puedes plantearte lo que realmente quieres"

Fue en 1978 cuando se instalaron en la capital aragonesa definitivamente. Tras más de cuatro décadas aquí, asegura sentirse "muy maña". Todavía recuerda cómo, debido a su huida, jamás terminó la carrera en Bellas Artes y Cine. "Al llegar aquí conseguí un empleo como monitora de tiempo libre, y después dando clases de dibujo y pintura en los talleres de Promoción de la Mujer de Acción Social en el Matadero, donde estuve 25 años", explica.

También en 2014 fundó la Asociación de Mujeres Latinoamericanas en Zaragoza, la cual preside desde entonces. Sin embargo, siempre le quedó esa espinita de tener un título. "Parece que sin una titulación oficial tienes menos derecho a esgrimir tu opinión respecto a las cosas", admite. A los 45 probó con Historia del Arte, a los siete años de empezar. "Fue bastante distinto. Tenía a mis hijos, la casa, el trabajo… Fue complicado", añade Díaz.

Una auténtica aventura

Sin embargo, fue a los 75 cuando decidió que era el momento de sacarse esa espinita y cumplir este sueño. "Resulta que debo ser muy empollona y que disfruto estudiando", bromea, con su tesis en la mano. "Existe la creencia de que estudiar es muy duro, pero cuando te gusta como a mí, cuando lo vives como un pasatiempo, la cosa se transforma en una auténtica aventura", señala.

Una aventura que le ha permitido cumplir uno de los sueños de su vida, doctorarse a los 80 y demostrarle al mundo que la edad es solo un número. "Creo que se pueden hacer muchas cosas con la inquietud y las ganas necesarias", reivindica.

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