Zaragoza

Confirman la pena a un violador y la víctima pedirá que entre ya en prisión para que no se fugue

El TSJA descarta que la joven denunciara a su agresor por celos, tal y como planteaba la defensa en su recurso.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
Francisco Jiménez

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA)  tampoco aprecia que detrás de una denuncia por violación haya  una venganza por celos. Al contrario, entiende que la condena de casi ocho años de prisión que la Sección Primera de la Audiencia Provincial impuso a Aitor Carcas Andrés está plenamente justificada porque hubo al menos dos penetraciones, una bucal y otra vaginal, que el acusado efectuó mediante el uso de violencia y bajo coacciones a la que entonces era su pareja.

La agresión se produjo el 6 de julio de 2019. Ambos se conocían desde hacía cuatro meses y llevaban dos conviviendo en un piso de Las Delicias. Aitor Carcas, de 20 años, y la joven se fueron ese día de fiesta y en una discoteca él coincidió con una exnovia, con la que estuvo bailando, lo que desató el enfado de su pareja. Los dos estuvieron discutiendo tanto en  el local, donde él le llegó a decir que le iba a «partir la boca», como de camino a casa.

Durante el trayecto, sobre las 5.30, el acusado insistió en su deseo de mantener relaciones sexuales cuando llegaran al domicilio, a lo que ella respondió todas las veces que no quería. «Él se puso agresivo por tal negativa hasta el punto de decirle “¿qué quieres?, ¿que te folle aquí?”», recoge la sentencia. Y cuando llegaron, como ya le había anunciado, la violó y le causó lesiones. «Durante el transcurso de tales hechos, en un    momento no determinado, ambos mantuvieron una fuerte discusión, seguida de un mordisco que el procesado le dio a joven en el    hombro izquierdo, después de que ella le propinara otro a él para apartarlo», señala la sentencia.

Sobre las 10.30, la joven envió un mensaje a su hermana para que fuera a buscarla, algo que hizo casi de inmediato acompañada de su respectiva pareja. Al llamar a la puerta, tras mucho insistir, el acusado abrió y detrás de él estaba la víctima llorando y asustada. A pesar de la reticencia del agresor, la hermana logró llevársela de ahí mientras el cuñado le preguntaba a Aitor Carcas qué había sucedido y él respondió:«Te va a convencer de que la he violado» al tiempo que le pedía que «no le pegara por lo que le había hecho a la niña (en referencia a la denunciante)».

El TSJA no ve ánimo espurio

Para el tribunal, los testimonios prestados por la joven, su hermana y su cuñado unidos a las lesiones que presentaba fueron claves para condenar a Aitor Carcas. En su recurso, la defensa alegó que el sexo fue acordado y no medió la fuerza. «Realmente no tiene lógica que, si las relaciones sexuales fueron consentidas y no hubo discusión posterior a ellas se causaran después», señalan los magistrados. Entienden, además, que es total la compatibilidad de las lesiones con la forma en que se denuncia que tuvo lugar la agresión, pues responden a una sujeción coherente con haber sido abordada la víctima colocándose encima de ella el procesado, como la agredida describe.

Sobre la posible existencia de un ánimo espurio en la denunciante, relacionado con los supuestos celos que sintió al ver que el procesado conversaba y bailaba con una exnovia en la discoteca, el tribunal señala que esto explicaría el enfado de la pareja. En cualquier caso, descarta que haya argumentos para concluir que eso la llevó a denunciarlo por violación. Para la acusación particular, a cargo del letrado Óscar Espinosa, ahora que se conoce el fallo del TSJA, el condenado podría intentar huir, por lo que pedirá su ingreso inmediato en Zuera.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión