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130 años de Belloso: "Mi bisabuela vendía la ropa que confeccionaba para los sacerdotes en un carro por los pueblos"

La tienda de ornamentos y artículos religiosos Belloso, situada en la plaza del Pilar de Zaragoza, cumple 130 años de vida. Al frente de ella está la 4ª generación de la misma familia.

Javier Ruiz-Belloso y María Ruiz-Belloso, 4ª generación de Belloso, en su establecimiento de la plaza del Pilar.
Javier Ruiz-Belloso y María Ruiz-Belloso, 4ª generación al frente de Belloso, en su establecimiento de la plaza del Pilar.
M.O.

Cuando Luisa Belloso empezó a confeccionar ornamentos religiosos y casullas para sacerdotes en su casa, en la localidad riojana de Calahorra durante las últimas décadas del siglo XIX, no imaginaba que acababa de comenzar un negocio que perduraría durante años y daría la bienvenida a dos siglos y un nuevo milenio.

La tienda que lleva su apellido, que regentan sus descendientes y que está situada en la plaza del Pilar de Zaragoza cumple 130 años de historia. “Mi bisabuela Luisa comenzó vendiendo la ropa que confeccionaba para los sacerdotes de manera itinerante. Iba en carro con mi bisabuelo, Andrés Ruiz, por los diferentes municipios”, dice María Ruiz-Belloso, quien dirige en la actualidad el establecimiento junto a su hermano Javier. Juntos forman parte de la 4ª generación de Belloso al frente de este negocio.

“Les debió de ir bien porque decidieron venir a Zaragoza para abrir una tienda y un taller de confección en 1893. En un principio, estuvo situado en la calle de Alfonso I”, añade Ruiz-Belloso, que mantiene el apellido de la fundadora porque su padre y sus tíos decidieron unirlos y convertirlos en uno solo para evitar que se perdiera.

“Al llegar a la capital aragonesa se constituyeron como sociedad y ampliaron su oferta con otros elementos religiosos destinados a la liturgia y a la ornamentación de las iglesias como orfebrería e imaginería", señala. "En los años 60 se trasladaron a su ubicación actual, en la plaza del Pilar, donde además de la tienda se instaló el taller de confección”, continúa la propietaria. 

María Ruiz-Belloso en el taller de confección que se encuentra en el interior de Belloso.
María Ruiz-Belloso en el taller de confección que se encuentra en el interior de Belloso.
M.O.

Después de Luisa, tomó el relevo del negocio su hijo Eusebio y tras él sus descendientes, entre ellos, Fernando, José Luis y Javier, éste último, padre de los actuales gerentes de la tienda de Zaragoza.

Expansión del negocio por España

Entre los años 60 y 80 se tomaron algunas decisiones importantes que afectaron al futuro de la sociedad. Una de ellas fue la ampliación del negocio y su expansión por otras ciudades españolas. Para ello, José Luis se marchó a Valencia donde abrió una tienda Belloso allí y una fábrica de tejidos. 

El segundo hermano, Javier, se quedó al frente del local de Zaragoza y al pequeño, Fernando, lo mandaron a Madrid para abrir otro establecimiento que fue conocido durante muchos años con el nombre de Garín. En la actualidad, sendas tiendas Belloso de Madrid y Valencia forman parte de la sociedad y están regentadas por los descendientes de estos hermanos, al igual que la de la capital aragonesa.

Más compras online

Con la entrada en el nuevo milenio, esta empresa familiar vio la necesidad de abordar de lleno el mundo digital y crearon una página web para la compra online. “Toda la vida hemos funcionado con la figura del viajante para dar a conocer nuestros productos por toda España”, señala María. “Una persona que viajaba por todos los municipios y visitaba parroquias y conventos para mostrar los elementos que ofrecíamos”, explica Ruiz-Belloso. Sin embargo, “al crecer la venta online y disminuir las ventas directas mediante este sistema, decidimos prescindir de ellos hace unos 10 años. En Valencia han permanecido hasta hace dos”, puntualiza.

De las cartas al email

Otro cambio del que han sido testigos las nuevas generaciones al frente de este negocio es en la forma de hacer los pedidos. “Antes contactaban con nosotros por carta desde los conventos y parroquias de toda España y nosotros les respondíamos de la misma manera”, recuerda la propietaria. “Se establecía una serie de correspondencia que conllevaba varias misivas para pedir presupuesto, facilitar muestras, llegar a un acuerdo y confirmar el pago. Y todo por carta”, explica. 

"Seguimos recibiendo cartas de monjas que nos escriben desde sus conventos para hacernos pedidos"

“Ahora los clientes contactan con nosotros a través de la web o por correo electrónico, aunque, sorprendentemente, todavía seguimos recibiendo algunas cartas que nos llegan desde los conventos. Hace 15 días nos llegó una de un convento de monjas de La Rioja informándonos de que ya habían hecho el pago de un pedido que tenían con nosotros”, afirma María.

Y es que “en los últimos 15 años ha cambiado la forma de trabajar más que en todo el siglo anterior”, asegura Ruiz-Belloso. “Antes era todo más estable, se trabajaba de la misma manera y no había tantos cambios ni tan rápidos. Ahora, con la globalización y la digitalización, hay una mayor competencia a nivel mundial porque con un solo clic ves toda la oferta que existe en cualquier parte del mundo y tienes que adaptarte continuamente para seguir siendo competitivo”, asevera la corresponsable de la tienda.

“Lo que más vendemos son ornamentos y prendas para vestir a los sacerdotes de las parroquias de muchos municipios, también para capillas de conventos y hospitales”, dice María. “Pero ha bajado mucho la venta de orfebrería porque han cerrado muchos conventos y no se levantan tantas iglesias como antes”, apunta su hermano Javier Ruiz-Belloso. “Además, lo que se compra también es más económico y las parroquias no suelen gastar tanto como antes en este tipo de elementos”, añade.

Un reclamo para los turistas

Aunque el grueso de sus clientes son iglesias, parroquias y conventos, al estar abiertos a la plaza del Pilar les llegan muchos turistas. “Siempre hemos estado abiertos a los visitantes y les hemos ofrecido recuerdos de su paso por la ciudad. Lo que más se vende es la Virgen del Pilar en todas sus variantes como tallas, medallas o pulseras”, afirma María. 

Lo que sí ha cambiado es el perfil del turista. “Antes, en los 70 y 80 era todo turista nacional que venía a las Fiestas del Pilar solo a pasar un día. Venían con su bocadillo y no pernoctaban. A lo mejor era la única vez en la vida que venían a Zaragoza y era una locura porque se llevaban recuerdos para todo el mundo”, recuerda Ruiz-Belloso, que ya entonces trabajaba en la tienda. 

“Esos días trabajábamos sin parar los 15 empleados que estábamos detrás de los mostradores. Teníamos a la gente en fila y las señoras venían con una lista de nombres entre familiares y vecinos. Podían comprar hasta 15 recuerdos por persona. Te decían: ‘Pónme 6 de esto, o 5 de aquello”, recuerda.

Imagen de la Virgen del Pilar a tamaño real que se encuentra en la tienda Belloso de Zaragoza.
Imagen de la Virgen del Pilar a tamaño real que se encuentra en la tienda Belloso de Zaragoza.
M.O.
"Se hacen fotos con nuestra imagen de la Virgen del Pilar a tamaño real si no se la han hecho en la basílica" 

“Ahora es otro turismo. Vienen durante todo el año y entran en la tienda a curiosear”, comenta la propietaria. “Muchos, incluso se hacen una foto junto a la imagen a tamaño real que tenemos de la Virgen del Pilar si no han podido hacérsela en la basílica”, asegura Luisa.

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