servicios públicos

El vandalismo harta a vecinos y comerciantes y obliga ya a limpiar más de 30.000 grafitis al año en Zaragoza

Solo durante la campaña especial impulsada entre octubre y enero se quitaron más de 10.500.  Muchas comunidades han optado por pagar una tarifa plana para actuar en cuanto hay problemas.

Grafitis en el puente de Piedra.
Grafitis en el puente de Piedra.
Laura Arnedo

Los grafitis se han convertido "en un problemón" para Zaragoza. Lo dicen las principales asociaciones de vecinos y lo corroboran los comerciantes, que admiten estar "hartos" del vandalismo. Pese a los esfuerzos por limpiarlos, siguen contándose por miles, y ya no solo afectan a viviendas particulares y negocios, sino que ni siquiera respetan espacios tan emblemáticos como el puente de Piedra, la Seo o la iglesia de La Magdalena.

Hay comunidades que, cansadas de tener que mandar limpiar las pintadas cada pocos meses, han optado por contratar una tarifa plana por 40 euros para actuar en cuanto vuelven los problemas. "Va por rachas. Hay temporadas en las que se obcecan con zonas o edificios concretos. En Las Delicias hemos tenido muchos casos, y en su día también los hubo en el Actur", cuenta María Antonia Bielsa, vicepresidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Aragón.

Las más habituales, explica, son las de las puertas de los garajes, ya que al estar retranqueadas permiten a los infractores ocultarse fácilmente. "Hay comunidades que lo han solucionado encargando un dibujo artístico. Así parece que respetan. También he tenido casos en azoteas, y recientemente tuve que acudir a una en la que habían pintado en la puerta de un propietario, en el patio y en los buzones", añade.

Los grafitis se han convertido también en un auténtico quebradero de cabeza para el pequeño comercio. "A mí, sin ir más lejos, me pintaron el otro día en una chapa que tenemos en la fachada. Generan un gasto añadido, como si no tuviésemos suficientes ya", lamenta el presidente de la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza y Provincia (ECOS), Antonio Tornos.

Solo durante el plan de choque impulsado por el Ayuntamiento entre octubre y el pasado mes de enero se limpiaron 10.584, una tarea que abarcó 84 jornadas e implicó a 18 cuadrillas, cuatro más de lo habitual, en horario de mañana y tarde. Según fuentes del área de Movilidad y Servicios Públicos, se ha actuado en todos los distritos y barrios rurales, priorizando las peticiones recibidas desde las juntas municipales o los administradores de fincas.

Según las estadísticas oficiales, cada año se quitan unos 30.000 grafitis en Zaragoza. Este será uno de los grandes retos de la nueva contrata de limpieza, en activo desde el pasado día 15. "Una de sus mayores potencialidades será la recuperación de las limpiezas intensivas por barrios, que habían sido recortadas. Con el nuevo servicio se podrán hacer actuaciones de este tipo al menos dos veces al año", avanza la concejala de Servicios Públicos, Natalia Chueca.

Años de lucha vecinal

La Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) no oculta su preocupación. Su presidente, Manuel Arnal, cree que "es evidente" que las afecciones han ido a más en los últimos años. "Solo hay que ver cómo están las persianas de los comercios y las fachadas de los edificios. La osadía llega hasta tal punto que muchos estampan su firma creyéndose impunes", remarca.

El problema afecta "a miles de vecinos", y "está degradando la ciudad". Por ello, Arnal pide "enseñar ya en los colegios que eso no es arte". "Hay que diferenciar entre el arte mural y programas como Asalto, que embellecen, y el vandalismo, que no solo afecta a vecinos o comerciantes concretos, sino que supone la apropiación de un espacio, público o privado, que no les pertenece", manifiesta.

El entorno de la calle de Moncasi lleva años luchando contra los grafitis. "La clave es ser más persistentes que ellos. Si pintan 100 veces hay que limpiar 101", recomienda Pedro Díez, portavoz de la Asociación de Vecinos La Huerva. La zona ha vivido años de altibajos, con periodos en los que el propio colectivo ha impulsado jornadas de limpieza con el objetivo de "dignificar el barrio". "En su día hubo un convenio con Mapiser, una empresa de obra social de la Fundación El Picarral, que funcionó muy bien. Ahora tampoco estamos descontentos. Llamamos al Ayuntamiento y a los dos o tres días vienen a limpiar, pero hemos vivido épocas verdaderamente malas", recuerda.

La nueva ordenanza, que podría entrar en vigor el próximo mes de abril, elevará las penas con multas que partirán de los 50 euros y podrían llegar hasta los 3.000 en casos "muy graves" que atenten contra Bienes de Interés Cultural (BIC), como ha ocurrido hasta en dos ocasiones en los últimos meses en la Seo.

Para el presidente de la FABZ, el principal hándicap es que para aplicarla "se necesitarán medios". Chueca, no obstante, asegura tener "muchas esperanzas" y confía en que la normativa ayude a concienciar y sensibilizar sobre la importancia de poder disfrutar de una ciudad limpia.

Un patrimonio ‘comido’ por el espray

Comercios, garajes y viviendas no son los únicos objetivos de los grafiteros. Edificios como el icónico pabellón de Aragón llevan años sufriendo estos problemas, que también se extienden a la Seo, el parque Grande o el puente de Piedra. En este último, las pintadas en el arco que atraviesa el paseo peatonal son cada vez más habituales. También las hay en la placa que recuerda su restauración, limpiada recientemente por operarios municipales.

El problema con los Bienes de Interés Cultural (BIC) es que no se puede actuar con agua a presión y pintura como en el resto de zonas de la ciudad. El mejor ejemplo es la catedral de San Salvador, que lleva tres meses con grafitis sin que se prevea una solución a corto plazo. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión