sucesos

Una médica de Zaragoza "desesperada" pide 7 años de prisión para una paciente

La doctora habla en el juicio de actitudes violentas, insultos y amenazas que llegaron a causarle una crisis de ansiedad. La paciente lo niega todo y achaca el problema a su sordera.

Fachada del Hospital Miguel Servet, donde se encuentra la zaragozana herida en Cambrils.
El presunto acoso se cometió en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.
Guillermo Calahorra

El Juzgado de lo Penal número 3 de Zaragoza sentó este martes en banquillo de los acusados a una anciana para la que una médica del hospital Miguel Servet "desesperada" solicita siete años de prisión por delitos continuados de atentado y acoso. La denunciante, especialista en Hematología y Hemoterapia, habla de una pesadilla de casi quince meses en los que habría sufrido "actitudes violentas, insultos y amenazas" por parte de Cecilia R. M., de casi ochenta años y que arrastra patologías graves. Durante su declaración, la doctora recordó varios altercados en los que sintió "miedo" y tuvo que llamar a seguridad. Como ella misma explicó, en una ocasión se vio obligada a escapar por la escalera de incendios del hospital y en otra llegó a ser asistida de un ataque de ansiedad. Fue entonces cuando denunció los hechos y el juez impuso una orden de alejamiento a la paciente.

La paciente, que acudió a la vista en silla de ruedas, negó de forma categórica todas y cada una de las acusaciones. Desde que gritara o insultara a la doctora, hasta que la descalificara profesionalmente o le exigiera tratamientos específicos. Porque la anciana trabajó durante casi 40 años como enfermera en el hospital Clínico y considera que no la trataron de forma adecuada. Es más, asegura que le suministraron goteros con corticoides cuando ella es alérgica a este fármaco. En cualquier caso, la paciente achaca todo el problema a su sordera, porque dice que no oye bien y acaba gritando.

"Soy una persona muy pacífica"

"Soy una persona muy pacífica y con mucha educación. Siempre que acudía a la consulta le decía si tenía la bondad de subir el tono de voz por mi sordera", declaró la anciana, a la que asiste el letrado Joaquín tortajada. Pero si algo quedó patente este martes es que la acusada, para la que el Ministerio Público solicita una multa de 7.200 euros y una indemnización de 4.000, habla bastante alto y acostumbra a 'pisar' a su interlocutor. Actitud que dificultó el interrogatorio de la fiscal y que se vio obligada a reprocharle la juez. "Por favor, cállese, que estoy hablando yo", llegó a decirle. Porque la magistrada intentaba explicar que todo juicio tiene unas normas y turnos de palabra y la mujer seguía hablando. A la que no interrumpió la encausada fue a la abogada de la acusación particular, Margarita Lapeña. Directamente, se negó a contestar a sus preguntas.

La denunciante empezó a asistir a la anciana a finales de 2018, pero no tuvo problemas hasta meses después. "Hasta septiembre de 2019 mantuvo las formas. Ella dice ahora que está sorda, pero entonces me oía bien", declaró. Según esta, todo se complicó cuando la anciana empezó a descalificarla, insultarla, levantarse de la silla en actitud agresiva... "Se presentaba a cualquier hora sin cita y abría la puerta de mi consulta para que la atendiera. '¡Lo vas a pagar caro!'", aseguró la médico que llegó a amenazarla. "Y lo dijo rebuscando en su bolso, lo que nos hizo pensar que iba a sacar algo para tirárnoslo", narró una médico residente que acompañaba en una ocasión a la doctora. Otras cuatro sanitarias corroboraron la versión de esta última.

La defensa entiende que la anciana no llegó a condicionar nunca a la denunciante y que pudo sentirse molesta por algún error al ponerle los goteros. Considera también que por su edad y estado, no puede representar un peligro real para nadie. De ahí que pida su absolución.

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