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Un día en la concentración en Zaragoza del equipo profesional de videojuegos de Ibai y Piqué

Los jugadores y entrenadores de Koi pasan estos días en el edificio Terminal Zero de Puerto Venecia, convertido en un centro de alto rendimiento donde preparan y disputan sus partidos de la Liga Profesional.

El comentarista retransmite con pasión cada movimiento. Los jugadores gritan y celebran sus pequeñas victorias, mientras el público aplaude y anima desde la grada. Esto no es un partido de fútbol o de baloncesto. Se trata de un encuentro de la Liga Profesional de Videojuegos que siguen desde sus casas 80.000 personas, y que ha reunido en Zaragoza a un puñado de aficionados. El motivo es la presencia en la ciudad del Koi, el club de deportes electrónicos del futbolista del F.C. Barcelona Gerard Piqué y del famoso ‘streamer’ Ibai Llanos.

Este equipo profesional del videojuego Valorant lleva en la capital aragonesa desde el 9 de febrero en una concentración de alto rendimiento para preparar los tres partidos que tienen esta semana. Durante este tiempo ocupan el enorme edificio de Terminal Zero de Puerto Venecia, que en breve se convertirá en una especie de club-academia de los ‘e-sports’. Aquí comen, cenan, conviven y, sobre todo, entrenan.

Este miércoles llegan con caras largas. La derrota en el debut, la tarde anterior, aún resuena. Con grandes vasos de café, se sientan con sus entrenadores a analizar por qué se les escapó la victoria cuando más cerca la tenían. Son jugadores profesionales con una preparación profesional. Tienen, por tanto, una responsabilidad directa sobre los resultados que cosechan.

Los jugadores y entrenadores de Koi pasan estos días en el edificio Terminal Zero de Puerto Venecia, convertido en un centro de alto rendimiento donde preparan y disputan sus partidos de la Liga Profesional.

Vienen de Suecia, Finlandia, Portugal y República Checa y tienen entre 21 y 25 años. Un día se dieron cuenta de que su pasión por los videojuegos podía ser también su profesión. Ahora se están labrando una carrera, la mayoría de ellos tienen agente y defienden los colores de un equipo, el Koi, con miles de aficionados. “Ellos son los que me ayudan a seguir trabajando por mejorar; a veces un simple mensaje te ayuda a levantarte y seguir”, señala Oskar Palnquist, sueco de 25 años conocido en este mundillo como ‘Phyrn’.

Se trata de un equipo de nueva creación -comenzó en noviembre- que, de momento, no tiene sede física. Normalmente cada jugador está en su casa y entrena con el resto a través del ordenador. Juegan al Valorant, un videojuego de disparos con jugadores con distintos roles y distintas armas, en el que dos equipos de cinco miembros se enfrentan entre sí. El objetivo de Koi es que los entrenadores y los jugadores pueda convivir a partir del año que viene, pero de momento solo se juntan físicamente en concentraciones puntuales para los partidos, como esta de Zaragoza.

En buena parte han elegido la capital aragonesa porque de aquí es su manager, Alberto Royo, un zaragozano de 30 años que se encarga de seleccionar y fichar jugadores. En el día a día, también se preocupa de que estos “no tengan que ocuparse de nada que no sea jugar”. Estos días, en Zaragoza, un taxi les recoge de su hotel por la mañana para que a las 10.00 ya estén en el edificio de Terminal Zero. De 10.00 a 12.00 hacen un calentamiento, juegan por su cuenta y hacen ejercicios con programas específicos para tener rutinas de disparo, agilidad de movimientos, rapidez a la hora de apuntar… “Igual que Cristiano Ronaldo practica las faltas o los córners, ellos tienen ejercicios de entrenamiento para estar preparados para lo que se van a encontrar en los partidos”. Apunta Royo. Uno de los chavales practica disparando a un punto rojo que se mueve sin cesar. La velocidad de los movimiento casi marea.

A las 12.00 llega la hora de comer. El menú de estos días, rico en proteínas, lo ha diseñado Raúl Luzón, nutricionista del Real Zaragoza. “Hay que borrar la imagen de los aficionados a los videojuegos que comen patatas fritas y bollos. Si el cuerpo no está sano, la mente tampoco”, apunta el manager del equipo.

De 13.00 a 20.00 llega el entrenamiento de verdad, con una hora de descanso entre medio para salir a tomar el aire. En estos ratos hacen unas seis partidas con otros equipos profesionales. Es como si el Real Zaragoza y el Real Madrid quedaran a diario para enfrentarse en un entrenamiento. “Aquí ponemos en práctica nuestras estrategias y vemos a otros equipos”, apunta Antonio Lozano, ‘Aska’, el entrenador de Koi. A sus 23 años, este gallego explica que las concentraciones de alto rendimiento como estas ayudan a “hacer equipo” y permiten que los jugadores se centren en “jugar, jugar y jugar”.

Le acompaña en estas labores Sergio Rodríguez, ‘Sikako’, asturiano de 25 años que explica que el trabajo de los entrenadores es “hacer ver a los jugadores cosas que igual ellos no ven desde dentro”. “Messi le sabe pegar a la pelota mejor que su entrenador, pero es el entrenador el que le da consejos para mejorar”, ejemplifica. Las analogías con el deporte convencional son constantes. De hecho, algunos de estos chavales vienen o han pasado por ese mundo. Aquí se habla de “trabajo en equipo”, de “cultura del esfuerzo”, de “concentración”, de “llevar la presión”, de "gestionar la frustración"… 

"Por audiencias, ya competimos con deportes tradicionales como el baloncesto"

Los técnicos analizan a los rivales y, junto con los jugadores, preparan sus estrategias para el partido de esta tarde. Pertenecer al equipo de Piqué e Ibai les da una presión mediática extra. “Claro que ellos están encima de nosotros, tenemos comunicación constante porque quieren saber el rendimiento que tienen los esfuerzos que hacen”, comenta Royo, el manager zaragozano del equipo.

El mundo de los ‘e-sports’, que es una zona oscura para un alto porcentaje de la población, aquí es todo un modo de vida. “Por audiencias, ya competimos con deportes tradicionales como el baloncesto. Es un público muy joven, pero que van a tope. Los deportes electrónicos llevan muchos años demostrando que son una opción de ocio consistente, y que no son incompatibles con otros deportes tradicionales”, comenta Royo.

Las instalaciones de Terminal Zero sirven de lugar de concentración al equipo profesional de Koi.
Las instalaciones de Terminal Zero sirven de lugar de concentración al equipo profesional de Koi.
Toni Galán

‘Aska’, por su parte, ve que es un mundo que “aún está algo oculto” pero que “mueve a mucha gente”. Y cada vez más dinero, aunque el equipo prefiera no hablar ni de su presupuesto ni de los sueldos de sus jugadores. “Cobran lo necesario para que solo se preocupen de jugar”, se limitan a comentar. Oskar ‘Phyrn’ ve que su carrera como jugador puede llegar a durar “unos diez años”, aunque luego espera “reconstruirse” y ayudar como entrenador a otros jugadores más jóvenes. Aunque sus padres siempre le han apoyado, también le han pedido “que tenga un plan B”, por lo que estudia -cuando puede- sus asignaturas de Diseño Gráfico.

A las 20.30, tras analizar el trabajo del día, llega la hora de cenar. Después, cada uno tendrá un rato para sus cosas, que suelen emplear en ver series, jugar a otros videojuegos, tener encuentros online con sus fans… A medianoche, un taxi les devuelve al hotel. Al día siguiente, vuelta a empezar.

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