semana del pilar

La Virgen vuelve a lucir en la plaza del Pilar para una Ofrenda de Flores reducida y atípica

La estructura, más pequeña, con tres pisos, acaba de ser colocada en una zona diferente para un acto aforado.

La imagen de la Virgen del Pilar, en la estructura de la Ofrenda de Flores 2021

La Virgen ya luce en la plaza del Pilar, preparada para la que será la Ofrenda de Flores más reducida y atípica de los últimos años. Lo hace con una estructura más pequeña –5 metros de altura frente a los 9,5 habituales desde el año 2000– dado que solo podrán participar 20.000 oferentes, de los cuales unos 13.500 se dividirán entre 550 grupos y el resto irán de manera individual. Un hecho que no reduce ni un ápice la "ilusión" por "volver a ver la estructura otra vez", según aseguró la vicealcaldesa de Zaragoza, Sara Fernández, quien se mostró confiada en que este sea el "único año" en el que la Virgen deba situarse a la altura de la fuente de la Hispanidad, en lugar de en el centro de la plaza.

"En dimensiones es la mitad, pero con la misma ilusión entre los oferentes", confió Fernández, que entre las novedades destacó una pasarela sobre la citada fuente para acceder a la estructura o las salidas desde la margen izquierda y con un recorrido de menos de un kilómetro. Comenzará a las 7.00 con el grupo Amigos de Somaén, pero desde las 4.00 se cortará el tráfico en la zona y se instalará el vallado correspondiente, que a su paso por la plaza del Pilar será de ocultación y con una altura de dos metros. Esta malla se retirará y al día siguiente ya se podrá disfrutar del resultado final. Además, por la noche se iluminará la zona y se pondrá en funcionamiento el circuito de agua de la fuente.

Este año, como novedad, el manto se confeccionará con "flores de todos los colores, dejando un óvalo blanco de claveles para que en el centro se coloque la Cruz de Lorena". También habrá controles de aforo y dispensadores de gel hidroalcohólico en los accesos. Respetar la distancia de seguridad y el uso de mascarilla será obligatorio.

Desde primera hora de la mañana, once operarios se encargaron este sábado del montaje de la estructura. Un trabajo que se prolongó durante todo el día y que culminó con la colocación de la imagen de la Virgen, que se guarda en los almacenes de las Brigadas Municipales de Arquitectura de Urbanismo. Solo quedarán los últimos retoques, que se llevarán a cabo el lunes. "Hemos venido a ver a la Virgen y a tomar algo, pero nos hemos encontrado con la colocación de la estructura", explicó Claudia Moreno, quien se sorprendió por la ubicación y su menor tamaño. También para Charo Conde era un poco "pequeña"; aunque su marido José Luis Vallés insistió en que la "esencia es la misma". Ninguno dudó en sacar su teléfono e inmortalizar este momento que llevaban todo un año sin poder vivir.

Un ambiente festivo

Los zaragozanos, muchos de ellos sin olvidar su cachirulo, se echaron desde ayer a las calles para disfrutar de esta semana cultural. Lo hicieron de manera algo más comedida que en la época previa a la pandemia, pero aún así la afluencia fue constante, entre otros puntos, en la basílica del Pilar. Por ello, el deán del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Joaquín Aguilar, pidió "paciencia" a las personas que estos días quieran acceder. "Veníamos a ver a la Virgen, pero no vamos a entrar porque hay unas filas tremendas", aseguró Feli Fustián, que pasaba la mañana con su familia. Las más previsoras y madrugadoras, como Pilar Artigas sí que pudieron entrar al templo sin aglomeraciones. Lo hizo antes de las 10.30 para evitar que hubiera más personas congregadas en la zona, algo que le daba "miedo" y "respeto" dada la situación epidemiológica.

"Se nota más movimiento que el año pasado, aunque el ambiente es bueno", reconocieron Montse Alonso y su marido que habían venido a pasar la noche desde Cataluña. También Alba Alías, que viajó desde Sevilla junto a sus padres, su hermana y sus respectivas parejas, disfrutó un ambiente "festivo" pero "sin excesos".

La afluencia se mantuvo en el Tubo, tanto a la hora del vermú como durante el resto del día, y, aunque se podía llegar a pasear, era casi imposible encontrar un sitio libre en una terraza. El paseo de la Independencia y el resto de calles del centro se convirtieron en un ir y venir de personas, que recordó –aunque con algunas mascarillas puestas– al tránsito habitual de las Fiestas del Pilar.

La vicealcaldesa reconoció que había "mucha gente en la calle", pero aseguró que se estaba disfrutando "con prudencia" y confió en que esta tónica se repita durante toda la semana para que, con la responsabilidad individual, "este sea el último Pilar que pasemos con mascarilla".

Recorrido

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