La Audiencia de Zaragoza ha condenado a ocho meses de prisión y al pago de una multa de 1.200 euros a un hombre acusado de apoderarse de la tarjeta de crédito de un amigo para apropiarse de 1.000 euros.

La sentencia, conformada entre fiscalía y defensa, responsabiliza al acusado de un delito de estafa agravada por abuso de relación personal, con la concurrencia de una atenuante de trastorno, así como de otro leve de hurto.

En su relato de hechos, el tribunal considera probado que el acusado, aprovechando un encuentro con varios amigos en una finca próxima a Zaragoza, se apoderó de la tarjeta de la víctima y se desplazó a un cajero para extraer los 1.000 euros defraudados.

El encausado, que conocía la contraseña por haber acompañado a su amigo en varias ocasiones a sacar dinero, regresó posteriormente a la finca y dejó la tarjeta en el mismo lugar que estaba.

Tras destacar que la cantidad defraudada ha sido devuelta ya a la víctima, los magistrados destacan que el acusado sufre una patología de trastorno adictivo que le afecta levemente en su imputabilidad.