Anoche los concejales llovían del cielo en la plaza del Pilar. Como lo oyen. Y no era una plaga bíblica sino el estreno de la feria de Navidad, que este año incorpora un parque de tirolinas que el intrépido alcalde Santisteve fue el encargado de inaugurar. Le siguieron los ediles Sara Fernández (Ciudadanos) y Fernando Rivarés (ZEC), que se calzaron los cascos protectores y sobreactuando un poquito –con gritillos y baile de San Vito animaron al mucho público expectante– se deslizaron por las sirgas del lo que han dado en llamar ‘snowpark’ multiaventura.

El caso es que los villancicos ya resuenan en el corazón de la ciudad y lo hacen, como es habitual, entre virtuosos patinadores, suculentos corazones de mazapán y un luminosísimo árbol de los deseos. Este regresa en 2106 de nuevo a la muestra navideña y lo hace con una suerte de arandelas que serán las encargadas de portar las tarjetas con los deseos que expresen los zaragozanos, eso sí, solo hasta el 31 de diciembre. ¿Más novedades? La pista de hielo ha cambiado de ubicación y se ha trasladado hasta la fuente de la Hispanidad. El tobogán-trineo, por su parte, se ubica en la fuente de Goya, donde también se ha creado un pequeño escenario para talleres, recitales, actuaciones... Ayer, por cierto, el alcalde también se decidió a coger un rosco neumático gigante y lanzarse por la rampa de 15 metros de altura, cosa que hizo con habilidad y destreza –acaso– porque está bien acostumbrado a hacer el triple salto mortal en el salón de plenos.

Figuras de tamaño XXL

En el Belén, pocas novedades. Que si el palacio de Herodes, que si los herreros yunque en mano, que si las hortalizas de la vega zaragozana en las huertas... El portal cuenta con 56 figuras de tamaño real y otras 44 algo más pequeñitas, por aquello de la perspectiva. También las hay menos logradas –esas que parecen haberse inflado a clembuterol–, si bien en conjunto no desentonan más que los ángeles metidos a cantante que asustan a la chavalería.

La superficie del nacimiento es de 1.800 metros cuadrados y los visitantes pueden pasear por su interior gratuitamente de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 21.00. Anoche, antes de que se inaugurara oficialmente, ya había una enorme fila a sus puertas, que los políticos sortearon diestramente para recorrerlo los primeros. A la salida, a la comitiva municipal (sin participación del PSOE ni CHA, por cierto) le esperaba una nutrida representación del coro municipal Salduie, que entonó un par de canciones propias del adviento. El alcalde tocaba palmas, no se sabe bien si por su vena salerosa y flamenca o si para entrar en calor en una noche que ya refrescaba.

Tanto el Belén como las atracciones de la plaza –hay cuarenta casetas de artesanía, un par de tabernas y no faltan tampoco el tiovivo ecológico y unos ponis de madera– estarán abiertas hasta el próximo 8 de enero. Será entonces cuando se apaguen los 26 árboles de los barrios y las guirnaldas de la calle de Alfonso I, que Santisteve –con un pulsador como en los dibujos animados– prendió ayer. Hasta entonces aún quedan 40 largos días para divertirse bajo el muérdago.