Condenado un maltratador por inutilizar el brazalete que le impide acercarse a su víctima

?Reconoce ante el juez que se lo quitó cuatro veces en 15 días y otras siete entró intencionadamente en la zona de exclusión.

Muchas veces ni los dispositivos electrónicos evitan que los maltratadores se acerquen a sus víctimas. El de Tomás Pelegrín Sevillano es un claro ejemplo de ello. El hombre, condenado por violencia de género y por quebrantar en cuatro ocasiones las órdenes judiciales que le prohíben acercarse o comunicarse por cualquier medio con su exmujer, fue juzgado ayer de nuevo por ponerse en contacto con ella e inutilizar el dispositivo telemático que sirve para controlar que no se le aproxime.


El acusado, que actualmente está cumpliendo condena por hechos similares, reconoció los dos delitos continuados de quebrantamiento de condena que le atribuía el fiscal y se conformó con una condena de 9 meses de cárcel y otros nueve de multa. En un principio, solicitaba para él una pena de un año de prisión pero, tras alcanzar un acuerdo con su letrada defensora, Olga Oseira, aceptó una condena menor. La acusación, ejercida por Julián Guillén, pedía 24 meses de cárcel y 12 de multa, pero la víctima aceptó también la rebaja para evitarse de esta manera el mal trago de pasar por un juicio.


El encausado, según los médicos forenses, padece un trastorno obsesivo con su exmujer y, a pesar de tener una nueva pareja, durante la primera quincena de diciembre de 2015 desarrolló una intensa actividad tendente toda ella a contactar con la víctima.


El Juzgado de Violencia contra la Mujer número 2 le había notificado que hasta el 18 de septiembre de 2017 tiene prohibido aproximarse a menos de 200 metros del domicilio de su expareja o de cualquier lugar en que se encuentre, así como comunicarse con ella por cualquier medio. Para obligarle a cumplir esas prohibiciones, el juez acordó el control telemático del cumplimiento de su sentencia y le impuso un dispositivo de localización por GPS que tenía que llevar desde el diciembre de 2015 hasta septiembre de 2017.


Aun así, el 2 de diciembre la llamó por teléfono diciéndole que se "había equivocado" pero que quería "decirle una cosa". Ella colgó y no le escuchó y, además, comunicó lo ocurrido. Ese mismo día, como había hecho el anterior, manipuló el brazalete y lo inutilizó durante unas horas. Lo mismo hizo los días 3 y 16 de diciembre. Además, durante esa quincena, la centralita que controla estos dispositivos detectó que el acusado había entrado al menos siete veces en la zona de exclusión.

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