Los edificios municipales tendrán que reducir sus emisiones un 20% en cuatro años

Con el único objetivo –casi repetido como un mantra– de ser "más sostenibles y eficientes", los 748 edificios municipales se van a someter a un ambicioso plan global de ahorro energético. Con la vista puesta en 2020, el reto es que se mejoren muchas instalaciones (cambiando por ejemplo bombillas por luces led e instalando mejores cerramientos) y que se reduzcan las emisiones de CO2 un 20%.

Todo esto conllevará, según confían en el Consistorio, un importante ahorro de las facturas de energía, mantenimiento y limpieza (calculan que en torno al 30%) y que, como novedad, "se transferirá a las sociedades y los patronatos que hayan procurado tal ahorro", explicó ayer el concejal de Urbanismo, Pablo Muñoz. En los próximos meses también se llevará a cabo una campaña de sensibilización interna en todos los centros municipales, que –entre deportivos, escolares, cívicos y administrativos– suman 1.068 espacios de atención al ciudadano, casi 750 inmuebles y una superficie construida de casi un millón de metros cuadrados.

En los dos últimos años se han venido desarrollando lo que han dado en llamar las ‘facturas del edificio’, que es una ficha con datos pormenorizados de lo que cuesta cada equipamiento. El más caro (pero no por ello el menos eficiente) es el edificio del Seminario, cuya factura es alta por la enormidad de las instalaciones. Entre los 748 inmuebles sumaron el año pasado una factura de 40,7 millones, de los que el 37%sirvió para cubrir las necesidades de los centros escolares. El 14% correspondió a instalaciones deportivas, el 13% a equipamientos administrativos y el 8% a centros cívicos. Por ejemplo, el Vázquez Guardiola de Miralbueno tuvo unos gastos de 244.928 euros en 2015. El 8% fue requerido por los servicios públicos (la Policía Local, por ejemplo) y otro 8% se destinó a los locales de servicios sociales.

A los responsables y encargados de la gestión de los equipamientos se les va a suministrar esta factura con todos los datos anuales "para que ellos también tomen conciencia de cómo pueden lograrse ahorros". Figuran los gastos generales, desglosados en conceptos de energía, limpieza, mantenimiento, intervención de las brigadas municipales, así como costes de gestión técnica municipal y los subequipamientos que permiten conocer la repercusión en cada uno de los que el edificio alberga.

Parte de los deberes ya se están haciendo (el plan tiene una vigencia de 2015 a 2020) y ayer el Consistorio pudo sacar pecho de algunos ahorros logrados en 2015 respecto al año anterior. Ricardo Usón, jefe del servicio de Arquitectura, informó de que la factura energética descendió de 13 millones a 12,5, mientras que la de limpieza lo hizo de 17,6 a 16,4. No obstante, en 2015 sí hubo que invertir más en el mantenimiento de los edificios, pues las riadas de marzo requirieron unos 400.000 euros para arreglos.

La concejal de Medio Ambiente, Teresa Artigas, apuntó que "la lucha contra el cambio climático es un eje transversal a todas las políticas municipales y hay que dar ejemplo desde las actuaciones de la administración".