Las charangas toman Caspe tras el chupinazo

San Roque, del día 13 al 17 de agosto.
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Además de los actos tradicionales, el programa de este año viene cargado de novedades, música y concursos

Caspolinos y visitantes disfrutaron ayer del pasacalles tras el chupinazo.
Las charangas toman Caspe tras el chupinazo
Mari Carmen Ribó

El «Viva San Roque» proclamado desde el balcón del Ayuntamiento por Pilar Herrero, alcaldesa de Caspe, y el chupinazo dieron comienzo a las fiestas patronales, con cinco días por delante repletos de actos y actividades para todos los gustos y públicos.


Varias son las novedades en este 2014. La primera tuvo lugar con el pregón e imposición de bandas a las caspolinas mayores, infantiles y caspolinos mayores. Es una figura que se había perdido y que se recuperó el año pasado con la que están representados todos los estamentos de la sociedad caspolina: niños, jóvenes y adultos.


En años anteriores, este acto, el más institucional, se hacía el sábado anterior a las fiestas trasladándose este año a la víspera. Con el cambio se ha querido dar a los vecinos todo el protagonismo de la noche junto al pregonero, que este año ha sido Miguel Tena, presidente de la Asociación de Disminuidos Físicos y Psíquicos de Caspe y Comarca. La asociación cumple veinticinco años y cuenta con cuatrocientos cincuenta socios y más de cincuenta voluntarios. 


Después del chupinazo y la tronada con la que tradicionalmente se inician las fiestas, la banda de música precedió a los gigantes y cabezudos que, acompañados por los caspolinos y visitantes, recorrieron la calle Mayor para bailar frente a la Colegiata al son de la charanga. Al acabar, una gran paella como comida popular en la calle Mayor. Este año la agradable temperatura acompañó gracias al cierzo. A las cinco de la tarde tuvo lugar uno de los actos más populares entre las peñas: ‘La Puesta del Cachirulo’ a San Roque, situado en una hornacina en la fachada de su ermita, en el barrio que lleva su nombre. Cada año es una peña distinta la encargada de hacerlo, y esta vez el honor le ha correspondido a la peña ‘Destrío’, con veinticinco miembros, los mismos que la fundaron hace ahora quince años. La forma de poner el cachirulo al santo varía cada año ya que la peña encargada siempre quiere sorprender a las demás con su originalidad.


Después de la puesta, tocó el recorrido y la apertura de peñas. Lo que empezó siendo cosa de unos pocos, se ha convertido en un acto multitudinario que consiste en ir de local en local ‘abriendo las peñas’. Todos portan un vaso de color rojo, reciclable, que vende interpeñas por un módico precio y que sirve para financiar los actos programados. Al final del recorrido se ofrecieron bocadillos siendo una agradable forma de cenar todas las peñas juntas.


A medianoche cuatro toros de fuego recorrieron un itinerario por el centro de Caspe. Se trata de un cuerpo de toro metálico que desprende carretillas y chispas, y que hizo las delicias de los más atrevidos. Los más pequeños tienen sus propios toros, en este caso ‘mansos’, en los que las bengalas sustituyen a las carretillas. El primer día de las fiestas de Caspe acabó con concierto y verbena.


Para hoy hay programados actos muy divertidos: un concurso muy especial que consiste en lanzar un hueso de aceituna, el ‘piñuelo’, lo más lejos posible con la boca; una carrera de ‘cachivaches’ que consiste en descender desde la zona más alta a la más baja en cualquier armatoste con ruedas; y por último, otra carrera de madrugada en ropa interior: ‘la calzoncillada’.