Pastriz despide sus actos con un chapuzón

Santa Ana, del 25 al 29 de julio

Ayer tuvieron lugar los últimos actos: vaquillas, hinchables en la piscina y un espectáculo de teatro

Un niño se lanza al agua desde la plataforma.
Pastriz despide sus actos con un chapuzón
Asier Alcorta

Tras cinco días en los que los pastriceros se han empleado a fondo en honrar a Santa Ana (y en disfrutar también de forma más mundana de decenas de actividades festivas), los más pequeños volvieron a demostrar ayer que son incombustibles. Mientras sus progenitores –abstante ojerosos– evidenciaban las ‘secuelas’ del fragor de las discomóviles, a los chavales aún les quedan fuerzas para un gran día de diversión entre hinchables y flotadores. 


Aunque el tiempo no acompañaba en exceso, debido a las fuertes rachas de viento que soplaban en la ribera del Ebro, los más pequeños no se amilanaron con el frío, se pusieron el traje de baño, y antes de las 17.00 estaban preparados para lanzarse de cabeza a la piscina. Los padres, visiblemente cansados, deambulaban alrededor de los vasos vigilando a duras penas las cabriolas de los niños al tirarse al agua, aunque también hubo más de uno que prefirió resguardarse del fuerte viento en el bar.


Las instalaciones deportivas cuentan con dos piscinas y, en la pequeña, la organización había colocado una red de voleibol convirtiéndola así en una auténtico campo de competiciones acuáticas. Los más pequeños también se adueñaron de la piscina grande, donde se dispuso una plataforma deslizante por la que los niños corrían para tirarse al agua. Sus caras durante los cinco metros de carrera eran el perfecto reflejo de la diversión, aunque los cuatro socorristas –que ayer velaban por la seguridad de la chavalería– procuraron que fueran prudentes para evitar cualquier tipo incidente.


Al otro lado de la piscina se encontraba un tobogán gigante al que más de un chaval miraba –de soslayo y con recelo– admirado por su gran altura. Los más valientes se acabaron tirando de las formas más extravagantes posibles y animaron a los demás a superar sus miedos y lanzarse en bomba o improvisando alguna pirueta. Durante toda la tarde, además, en el recinto deportivo se sucedieron partidos entre los jóvenes que se acercaron a las piscinas para aprovechar hasta el último minuto los hinchables en unas fiestas de Santa Ana que ya tocaban a su fin.


Pero no solo de remojones vive el pastricero en fiestas, así que los vecinos pudieron disfrutar ayer también de los dos últimos encierros por las calles. Fuegos en la ermita

El primero comenzó a las 11.00 y, durante dos largas horas de emoción, se pudo ver a vecinos y ‘foranos’ correr delante de las vaquillas. Ya en el encierro vespertino, y acercándose ya la traca final, se comenzó a notar cierta nostalgia en el ambiente. Aún quedaba –no obstante– parte del programa por desplegarse como la actuación del grupo de teatro de Pastriz, La Portalada, que ofreció un espectáculo de variedades. Las celebraciones no podían terminar sin la tradicional traca final de fuegos artificiales que, en esta ocasión, se lanzaron desde la emita que lleva el nombre de la patrona,Santa Ana.


De las fiestas de este 2014 guardarán en el futuro un grato recuerdo las mujeres de Pastriz porque, por primera vez en la historia del municipio, ellas fueron las que embolaron el toro y pudieron contar orgullosas que todo salió «a la perfección». También se recordarán estos días por ser las fiestas «más multitudinarias de los últimos años», según explicó el alcalde de la localidad zaragozana, José Miguel Ezquerra, que quiso agradecer la labor a los voluntarios que permitieron que, en todo momento, los festejos fueran «un éxito».