Las motos y bicis mal aparcadas complican la movilidad de los invidentes

Desde ONCE Zaragoza critican la falta de civismo de un sector de los zaragozanos que ponen en riesgo su seguridad.

Josefina paseando por una calle zaragozana
Josefina paseando por una calle zaragozana

Josefina tiene una enfermedad degenerativa visual por la que, desde hace 13 años, necesita la ayuda de un bastón para desplazarse. Esta zaragozana asegura que los obstáculos, como las bicis y motos mal aparcadas en las aceras, o la precaria señalización de los carriles bicis, en muchos casos mal situados, hacen muy complicada su movilidad.


“Cuando vas por la acerca con el bastón y te topas con una moto, se cuela por debajo y se puede doblar”, explica Josefina, que asegura que, en su opinión, el problema es mayor con las motos, puesto que “aparcan pegadas a la pared y debería ser en la parte más cercana a la calzada”. Otro de los problemas a los que ha de enfrentarse a menudo es a la circulación de bicis por las aceras. “Procuro estar atenta para escuchar si se acerca alguna y me quedo parada hasta que pasa”, asegura.


Ante la posibilidad de que la nueva normativa de circulación de bicicletas prohíba que se desplacen por las aceras, la zaragozana asegura que no lo tiene tan claro: “Todavía no me lo acabo de creer”.


Desde la ONCE afirman que estos obstáculos son constantes y que la solución radicaría en una mejor educación vial. “Hay un sector de ciclistas que circula por las aceras a velocidad excesiva y que aparca las bicis en farolas, árboles o postes. Cada una de ellas es un obstáculo para nosotros sobre todo por los salientes como manillares o retrovisores en el caso de las motos”, afirma Miguel Ángel Casanova, jefe de Servicios Sociales de los Afiliados de Aragón a la ONCE.


En su opción, las bicicletas deberían circular por la calzada, y todo el centro debería de ser zona 30, es decir, con una limitación de 30 kilómetros por hora. Otro de los problemas que destaca es la “nefasta señalización, ya que los carriles bicis deberían diferenciarse por textura y color para facilitar la movilidad de invidentes con diferentes grados de incapacidad”.


Sin embargo, cuando las bicis discurren por los carriles diseñados para ese fin, tampoco se evita el problema debido a su ubicación. “Hay carriles bici pegados a las paradas de autobús como el de la puerta principal de nuestra sede en Paseo Echegaray. Bajas del bus y estas en el carril, y nosotros no podemos percibir si viene alguien o no”. Estos hechos se repiten en lugares como la plaza San Miguel o la puerta del Teatro Principal.


Desde Acera Peatonal defienden la postura de que se limite la circulación de bicicletas a las aceras. “Los colectivos de disminuidos sensoriales nos han transmitido su preocupación. Hasta que no conoces a alguien no eres consciente de sus dificultades ni de lo que debe de ser para un invidente que de repente le pase al lado una bicicleta porque no tienen referencia alguna”, afirma Fernando Navarro, portavoz del colectivo. “Tenemos casos de gente que ha tenido que cambiar su recorrido habitual porque había obstáculos constantes, ellos necesitan saber cómo moverse”, añade.

Más aparcabicis, y mejor situados


Por su parte, desde el colectivo Pedalea, Perico Ruiz afirma que una posible solución sería colocar más aparcabicis, y, en lugar de en las aceras, en la zona de la calzada ocupando una plaza de parking de coches. “La política del Ayuntamiento con este tema es muy positiva, pero hacen falta más aparcabicis y más información a la ciudadanía. La gente no sabe que pueden pedir uno y que lo colocan en pocos días”, explica. “Siempre hay personas con comportamientos incívicos que ni si quiera se dan cuenta de las molestias que ocasionan a estos colectivos”, concluye Ruiz.