200 alumnos ciegos en las aulas

Cami tiene 16 años, es ciega y tiene una discapacidad motora. Sin embargo, asiste cada día al instituto como cualquier otro alumno del IES Corona de Aragón de Zaragoza. Al igual que ella, otros 218 estudiantes ciegos han empezado el curso estos días en centros de enseñanza ordinarios de Aragón, siguiendo el principio de inclusión educativa.

Por si fueran pocas las dificultades extra que acarrea la ceguera, Cami llegó a España desde Rumanía con ocho años. Entonces no sabía leer ni escribir, ni comprendía el castellano. Han pasado ocho años y ahora la lengua castellana y el inglés son sus asignaturas favoritas del instituto, sigue el ritmo de las clases gracias a sus libros de texto transcritos al braille y hace los exámenes y trabajos que le mandan sus profesores con la ayuda del ordenador con síntesis de voz que le proporciona la ONCE.

En las asignaturas conflictivas la acompaña Mar Pérez, una maestra itinerante que asiste todas las semanas a alguna clase de Cami y a las de otros seis niños ciegos de Zaragoza. Además, realiza el seguimiento de otros veinte estudiantes con dificultades visuales severas a los que también acompaña cuando la necesitan.

Cuando Cami llegó a España le asignaron enseguida a una educadora de la ONCE que le enseñó a leer el braille y la ayudó a perder el miedo a los ruidos y las voces que componían el bullicio del colegio. Después, poco a poco, se fue atreviendo a participar en clase y a levantar la voz y hoy demuestra ser una alumna "con una capacidad y unas ganas enormes de aprender", según revela su profesora María Jesús Gorraiz.

"Nunca había tenido a una alumna ciega. La ONCE nos ofreció una formación a los profesores que íbamos a tratar con ella y nos enseñó a resolver los problemas derivados de su discapacidad. Ya le he dado clase dos años y es un placer tenerla en el aula", añade satisfecha esta docente que, como prueba, ha movido todos los hilos posibles para seguir impartiendo al menos una asignatura al grupo de Cami durante este curso.

Para Cami, igual que para los demás alumnos ciegos de Aragón, es muy importante que los profesores hayan recibido una formación y sepan adecuarse a sus necesidades. La propia joven reconoce que era reacia a cambiar de tutora: "Ella sabe cómo soy y mi ritmo, cuándo soy lenta y cuándo no y que, aunque me cuesten algunas cosas, aprendo".

Dos auxiliares la ayudan a ella y a los demás alumnos con discapacidad motora a moverse por el instituto y además en el pasillo de su clase tiene instalada una impresora en braille facilitada por la ONCE. Por supuesto, sigue el curso con los mismo libros de texto que sus compañeros, solo que transcritos al sistema braille por los servicios de producción bibliográfica de la ONCE. Cada libro de sus compañeros se convierte en cinco "tocholibros" en braille, según las propias palabras de la niña.

En Primaria, al igual que muchos otros niños ciegos o con discapacidad visual severa, Cami necesitaba ayuda en todas las materias, pero hoy solo le preocupan las matemáticas y las partituras de música. En esas asignaturas será en las que la acompañe Mar, quien además trabajará con su profesor de tecnología para diseñar un plan personalizado de la asignatura que le permita superar las dificultades que le suponen los trabajos manuales.

Los equipos específicos de atención educativa a personas ciegas, fruto de convenios de colaboración entre la ONCE y la administración educativa, atenderán las necesidades de los 218 alumnos con ceguera que asisten a centros ordinarios en Aragón. 55 han comenzado la Educación Infantil, 26 están escolarizados en Primaria, 20 han llegado a Secundaria, 10 cursan Bachillerato, 27 estudian en la Universidad y otros 12 se preparan para el mercado laboral en la Formación Profesional. El resto, están inscritos en otro tipo de enseñanzas no formales.