Vecinos descontentos con la nueva ubicación de la última parada de la línea 39

Los vecinos del camino de Cuarte piden que el final de trayecto vuelva a colocarse en la calle Ansó.

Falta de visibilidad desde la calle de Loarre por la parada del 39
Vecinos descontentos con la nueva ubicación de la última parada de la línea 39

"La salida de vehículos desde la calle de Loarre se han convertido en muy peligrosa", critica la presidenta de la comunidad del número 73 del camino de Cuarte, en Torrero. La primera y última parada de la línea 39 de autobús fue trasladada desde la calle de Ansó al camino de Cuarte y ahora los vecinos de esta calle protestan por el "insoportable" ruido de los motores durante todo el día y la falta de visibilidad de los coches al incorporarse a la vía desde la calle de Loarre.


"El cruce de personas en el paso de peatones situado justo delante de la parada también es una temeridad, teniendo que avisar a los conductores de que se cruza para que den paso", asegura la presidenta del bloque, quien ha tramitado una solicitud para devolver la parada a su anterior ubicación.


Además, con la ampliación de la red de los autobuses, esta línea ha reforzado su servicio y si antes ya se quejaban los vecinos del trajín constante de los buses, ahora toda vía más. "Al lado hay un parque y los niños no pueden jugar con tranquilidad por el peligro que supone la llegada y salida constante de los autobuses y los vehículos que intentan esquivarlos", protesta una de las propietarias en una nota que ha hecho llegar a la junta de distrito.


Además, a los vecinos de la zona, el traslado de la parada les ha parecido incongruente porque, según informan, los conductores de transporte urbano no disponen ni de un WC ni de un bar cercano en ese tramo para entrar entre recorrido y recorrido.

Otra parada polémica

En el paseo de María Agustín 33 también se ha colocado recientemente una parada de autobús que ha desatado el malestar de los vecinos. Esta parada ha sido movida solo unos metros desde su anterior ubicación en el 37, pero ahora está situada justo antes de una entrada y salida de garaje, por lo que los residentes tienen "miedo" a entrar y salir de su garaje cuando hay un autobús parado. "Al entrar nunca sabes si está a punto de arrancar mientras esperas a que se abra la puerta y si no te ve, te llevas un buen susto", critica un vecino del bloque.


Más preocupados están aún los motoristas, quienes se sienten más indefensos porque es más difícil que el conductor del autobús se percate de su presencia. "Está fatal, yo entro con miedo", asegura la propietaria de una Vespa. "La otra opción es esperar a que arranque el autobús obstaculizando la vía en el carril contiguo y no sé qué es peor", añade la misma vecina ya que en el carril bus, al ser una vía muy transitada,"“siempre hay fila de autobuses y taxis". La salida del garaje también se ha convertido en una aventura para estos vecinos, ya que los autobuses impiden ver bien si vienen coches por los otros carriles.