El perfil del sintecho en Zaragoza va cambiando, y la respuesta que se le da desde el Ayuntamiento también va a hacerlo. El gobierno de ZEC acaba de terminar un borrador del plan para tratar a las personas sin hogar de la capital aragonesa. Durante los tres próximos meses se va a debatir con las entidades sociales del ramo, y más adelante se llevará al pleno municipal.

La reflexión que hacen desde el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento es que el típico transeúnte que va de ciudad en ciudad sigue existiendo, pero va a menos. La mejor muestra es que las personas que están en el albergue municipal cada vez tienen unas estancias más prolongadas. "Hace tres semanas, el 80% de las plazas estaban ocupadas por personas que se habían estabilizado allí", cuenta Yolanda Mañas, jefa de los Servicios Sociales Especializados del Ayuntamiento. Son personas que han superado los seis días como máximos que, en principio, se puede estar, y que se quedan con la condición de entrar en los itinerarios de inserción que dibujan los servicios sociales municipales.

Sin embargo, este camino no siempre funciona, especialmente para determinados perfiles de sintecho. Por eso, el nuevo plan pretende dar una atención más personalizada a cada caso. "En vez de que la gente se adapte a los recursos que tenemos, son los recursos los que se deben adaptar a la gente", señala Mañas. Cree que hay personas para las que el itinerario fijado no sirve, ya que sistemáticamente vuelven a la calle, por lo que "igual se tiene que saltar algún paso".

La idea es que entre el Ayuntamiento y las entidades sociales se cree un radar que, cuando detecte una persona sin hogar, sea capaz de evaluar el caso y decidir cuál es la mejor solución para esa persona. "Ahora, por ejemplo, si en el albergue no cumplen determinados requisitos, se quedan en la calle", explica la jefa de los Servicios Sociales Especializados.

El último dato recopilado por Cruz Roja, de 2016, hablaba de que en Zaragoza hay 126 personas sin hogar. La cifra ha bajado, desde el pico registrado en 2012 con 186. Por el albergue también pasa menos gente (2.060 en 2016, por las 4.353 de 2001). Sin embargo, como las estancias son mucho más largas, la ocupación de estas instalaciones es más alta. Este año, por ejemplo, se tuvo que abrir el pabellón de frío para el Pilar, ya que no daba abasto.

La reforma del albergue

Todos estos cambios girarán en torno a la reforma del albergue, un proyecto que se ha retrasado más de la cuenta, y que no se empezará a ejecutar de verdad hasta 2019. Para 2018 el borrador de presupuestos apenas reserva 70.000 euros, que serán 1,5 millones en 2019 y un millón en 2020. Las obras van a permitir una mejor gestión de las instalaciones, aunque algunas mejoras se van a acelerar: se está facilitando la entrada con mascotas y se va a instalar un elevador para que las personas con movilidad reducida puedan subir a la primera planta.