"Le até las manos con una bufanda, pero fue un juego consentido, no la violé"

La Audiencia sienta en el banquillo a un joven para el que piden hasta 9 años de cárcel  como presunto autor de la agresión sexual denunciada por una menor.

La presunta violación de la menor se produjo en mayo de 2016 en el aparcamiento próximo a los campos de la Federación Aragonesa de Fútbol, en el barrio del Actur de Zaragoza.
La presunta violación de la menor se produjo en mayo de 2016 en el aparcamiento próximo a los campos de la Federación Aragonesa de Fútbol, en el barrio del Actur de Zaragoza.
Juan Carlos Arcos

De la veracidad que el tribunal otorgue a la declaración que este miércoles hizo una menor como presunta víctima de una violación dependerá que el acusado, un joven que ronda la veintena y con el que ya había mantenido relaciones sexuales consentidas antes, pueda pasar entre 7 y 9 años en prisión. Porque esas son las penas que solicitan la Fiscalía y la acusación particular tras escuchar a las partes en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Zaragoza. La defensa, por su parte, niega que la chica fuera forzada y pide la absolución.

Los hechos que han dado lugar a esta causa se produjeron en mayo de 2016 en un aparcamiento ubicado en el barrio zaragozano del Actur, entre los campos de la Federación Aragonesa de Fútbol y el barrio de Juslibol. En líneas generales, el relato del agresor y la denunciante coinciden, ya que ambos reconocen que fueron voluntariamente hasta aquel descampado. Difieren mucho sus versiones respecto a lo que ocurrió después, ya que lo que para el joven fue "un juego consentido", para la menor fue claramente una violación. Y como tal la denunció mes y medio después ante la Policía.

"Tenía miedo y me sentía avergonzada. Por eso no acudí antes a comisaría", explicó la chica a preguntas del fiscal. "Habíamos mantenido relaciones un par de veces en febrero, pero esta vez fuimos allí solo para hablar. Sin embargo, cuando me cogió de la cintura, me metió en el coche y me ató las manos con la bufanda, no pude detenerle", añadió. La denunciante mantiene que gritó y mandó parar al acusado, pero no pudo evitar que la penetrara vaginalmente.

El presunto agresor dice sentirse "totalmente sorprendido" por la interpretación de los hechos que hace la menor y reitera que "en ningún momento" ella le hizo saber que no quería mantener relaciones. "Es cierto que le até las manos con una bufanda, pero ya lo habíamos hecho antes. Fue un juego consentido, no la violé", declaró.

Para intentar aclarar algo más lo sucedido, los magistrados contaban con la prueba pericial de las dos psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) que examinaron a la chica. Pero las conclusiones de estas profesionales sobre la credibilidad de la denunciante tampoco fueron categóricas. "Al tratarse de una menor que ya había mantenido relaciones sexuales antes de estos hechos es más complicado saber si lo que dice es cierto", indicaron.

Las psicólogas no hallaron signos de estrés postraumático, pero precisaron que esto tampoco quiere decir nada. "Cada persona tenemos una forma distinta de encajar y superar las situaciones traumáticas", manifestaron.

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