Un juicio sin testigos ni declaración

El acusado de un intento de robo en Zaragoza reconoce los hechos pero sin prestar testimonio

El acusado, en el banquillo en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Un juicio sin testigos ni declaración
José Miguel Marco

La sección primera de la Audiencia de Zaragoza ha celebrado este martes un juicio sin testigos y sin que el acusado haya querido declarar, es decir, sin los elementos fundamentales de una vista oral. "Reconozco los hechos pero no quiero declarar", ha contestado Roberto G. T., el acusado, al presidente del tribunal. Estaba sentado en el banquillo por un intento de robo que supuestamente cometió en una casa de la carretera de Madrid en febrero de 2016, después de saltar una tapia y entrar en la vivienda donde vivía una amiga suya, por la que él suspiraba y quería recriminar la actitud de un novio con ella.

Así lo reconoció el acusado en el juzgado de instrucción, donde llegó a manifestar que había ido a la casa de su amiga para "meterle el dedo por el culete"  al novio. Pero este martes, los testigos citados al juicio se confundieron y se fueron a la Ciudad de la Justicia, mientras que los policías llegaron más tarde a la Audiencia de Zaragoza. Todo ello aceleró el juicio, que acabó en diez minutos.

La fiscal ha rebajado la petición de dos años a un año y nueve meses por el intento de robo al aplicarle al acusado la agravante de reincidencia por sus antecedentes penales por otros delitos (de hecho, está cumpliendo en la prisión de Zuera) y porque la vivienda estaba habitada.

Por su parte, el abogado defensor Alfonso Albar, de turno de oficio, pidió su libre absolución porque no había datos objetivos del robo contra la propiedad de la vivienda ya que ha defendido que el acusado entró en la vivienda para "ir a buscar a una persona para recriminarle"  su actitud con su novia.

Asimismo, el defensor ha agregado que Roberto G. T. ha asumido que subió la tapia para entrar en la casa, pero no que cometió el robo, y ha defendido que sufre un trastorno de personalidad lo que le impide controlar sus impulsos sexuales. Ha mencionado un informe del forense sobre su problema de afectividad y el trastorno, por el que recibe tratamiento farmacológico. De hecho, el letrado se ha quedado sorprendido cuando el acusado ha admitido los hechos sin prestar declaración, que no era lo pactado.

Al ofrecerle la última palabra, el acusado ha manifestado que no quería decir nada y el juicio ha quedado visto para sentencia.

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