La traición de tres zaragozanos a un amigo que se expone en Los Ángeles

El ‘Museum of broken relationships’ (museo de las relaciones rotas) abrió en mayo de 2016 y tiene hueco para una historia aragonesa.

El décimo de Lotería Nacional expuesto y que acompaña a la historia del zaragozano
El décimo de Lotería Nacional expuesto y que acompaña a la historia del zaragozano
Heraldo

Una traición, si duele, rara vez se olvida. Tampoco conviene, por salud mental, hacerse cruces y recordarla a diario… por eso no parece aconsejable exponer un símbolo visible del desplante en un museo, a la vista de todo el mundo. Pero en la ciudad de las estrellas, Los Ángeles, la vida avanza a otro ritmo y sí tiene cabida un centro de exposiciones dedicado a un tema tan delicado como las rupturas, amorosas y de todo tipo, con tinte traumático y bañadas en deslealtad.

El ‘Museum of broken relationships’ (museo de las relaciones rotas) abrió sus puertas en mayo del año pasado y alberga algo más de un centenar de historias que rozan lo lacrimógeno. Sucesos reales y acontecidos en países de todo el mundo que se exponen a partir de un objeto y un breve relato en primera persona de los agraviados, como un anillo de compromiso junto a la leyenda “éramos solo dos críos que no pudieron mantener una promesa” o el vestido de novia encerrado en un bote de conservas desde el abrupto divorcio de una pareja de San Francisco.

Y entre las rupturas de medio planeta queda hueco para una ocurrida en Zaragoza. La historia, desgranada en un texto explicativo junto a un décimo de la lotería nacional, narra la felonía de tres amigos hacia la cuarta pata del banco, el otro colega que formaba parte de un grupo inseparable. ¿Qué le ocurrió? Pues que recibió un golpe difícil de encajar desde diferentes puntos de vista, entre ellos el económico.

Así lo narra el propio perjudicado, de 63 años de edad: “Éramos cuatro amigos. Cuatro buenos amigos durante 60 años. Compartíamos todo. Hacíamos todo juntos: celebrábamos cumpleaños, nos hacíamos regalos, nos telefoneábamos unos a otros a diario y nos visitábamos cuando estábamos enfermos… Un día, sin embargo, descubrí que habían estado haciendo algo sin decírmelo: habían estado jugando la lotería, la especial de Navidad (es una tradición en mi país comprar un número junto a tus amigos y familiares)”.

El asunto, claro, no quedó ahí. Ocurrió algo más. “¿Cómo descubrí que estaban haciendo esto? Porque ganaron un gran premio. Me sentí tan triste y decepcionado que caí enfermo. Ellos no supieron qué decir cuando les pregunté por qué no me lo habían dicho, solo pusieron excusas. Pero lo peor es que nunca me volvieron a llamar. La gente me decía que estaban demasiado avergonzados. Solo uno de ellos me contactó de nuevo, me pidió perdón de forma sincera y volvió a mi vida. Pero los otros dos… ganaron el premio, pero perdieron un amigo de verdad. Perder amigos es duro cuando eres joven, pero hacerlo cuando estás en los últimos años de tu vida es incluso peor”.

El relato, apunta la directora del museo, Alexis Hyde, aterrizó en Los Ángeles “de forma anónima, como todas las aportaciones que nos llegan”. Historias que apenas se modifican y que en este caso viajó de la mano de un boleto de lotería nacional comprado un día al azar.

La duda que asalta a no pocos es cómo se le pasa a alguien por la cabeza la idea de montar una exposición fija sobre las relaciones rotas: “El concepto del museo nació cuando una expareja de artistas que atravesaba su propia ruptura se preguntó qué haría la gente con los objetos que habían sido significativos en sus respectivas relaciones. Así que en 2006 montaron su primera exposición, que acabó viajando por todo el mundo, acumulando un increíble éxito y formando una colección inmensa. Acabaron abriendo su museo permanente en Zagreb (Croacia) en 2010. Seis años más tarde fundamos el museo en Los Ángeles, una ciudad de sueños -muchos cumplidos y muchos no- que a menudo dejan relaciones rotas a su paso”.

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