TERUEL

La feria de la trufa de Sarrión bate el récord de público a pesar de la crisis

En los tres días de actividad, han pasado por el recinto ferial 12.000 personas, que han comprado 45 kilos del preciado hongo. El certamen promociona un cultivo en plena expansión en Teruel.

El mercado de la trufa parece inmune a la crisis. Los precios y la demanda se mantienen en los niveles de otros años y la VIII Feria Internacional de la Trufa (Fitruf) de Sarrión, celebrada durante el pasado fin de semana, registró una afluencia de público récord. Durante los tres días de actividad han visitado el abarrotado -y aromatizado- recinto ferial unas 12.000 personas, que han comprado para el consumo doméstico en torno a 45 kilos del preciado hongo, una cantidad a la que hay que sumar las transacciones comerciales realizadas para grandes consumidores.


El presidente del comité organizador, Joaquín Doñate, se mostró muy satisfecho por el resultado del certamen, que ha incrementado la presencia de visitantes en torno a un 20% respecto a 2007. El pabellón ferial se quedó pequeño con sus treinta puestos de venta, que se repartieron productores de trufa, viveristas, empresas de alimentos trufados y equipos para truficultura, entre otros. Todavía ayer, último día de funcionamiento, se acercaron a Sarrión empresarios empeñados en la tarea imposible de montar un expositor.


Doñate señaló que lo más importantes Fitruf es la promoción del cultivo de la trufa y de su consumo, porque su mercado "ha dejado de ser oscuro". Hasta hace pocos años las transacciones comerciales de este hongo se realizaban totalmente al margen de los controles administrativos y de espaldas al público, una situación que se ha invertido con la feria de Sarrión, convertida en el principal escaparate estatal. La trufa, que se desarrolla bajo tierra asociada a las raíces de determinados árboles, constituye un auténtico tesoro culinario por su intenso aroma y sabor.


Subasta para sibaritas


Uno de los momentos culminantes de la feria fue la subasta de las dos trufas más grandes presentadas a concurso y de la más selecta. La empresa de Sarrión Manjares de la Tierra -dedicada a la transformación de la trufa- adquirió el ejemplar que quedó en segundo lugar con un pesó de 320 gramos y la más aromática y sabrosa, de 200 gramos, por las que pagó 360 y 310 euros, respectivamente. Los importes abonados superaron el valor de mercado, pero "el género es de excelente calidad" y la recaudación tiene un fin benéfico: se destina a la Asociación para la Lucha contra el Cáncer.


Un experto trufero señaló que, aunque la trufa ganadora tiene un peso -404 gramos- y dimensiones poco habituales, no es un caso singular: "Pueden encontrarse veinte de igual o más peso a lo largo de la campaña". Y eso que la temporada no pinta muy bien. Este mismo truficultor extrajo una trufa de 813 gramos "a las 9.35 del 20 de enero de 2000", según recordó con asombrosa precisión.


En las transacciones comerciales, el precio se sitúa en 600 euros el quilo, justificados por la singular calidad del hongo producido en Teruel y por la creciente demanda. La producción, sea la que sea, "está vendida". La que no absorbe el mercado nacional se vende sin problemas en Francia e Italia, los principales clientes.


La actividad comercial ha sido también notable. Juanjo Gracia, del vivero Turoltrufa, explicó que durante los tres días de apertura "ha habido mucha gente interesada en hacer plantaciones truferas y también turistas, que preguntan porque no saben de qué va el cultivo". Añadió que las plantaciones de encinas y robles micorrizados proliferan porque constituyen una alternativa rentable al cereal de secano.


Actualmente, hay en la provincia 4.000 hectáreas dedicadas a la truficultura, pero el cultivo está en plena expansión. Solo en Sarrión, que prepara una nueva zona regable para esta actividad, se alcanzarán las 7.000 hectáreas en un plazo de cinco años.