Un pueblo de Teruel renace tras 30 años vacío con la llegada de tres vecinos en busca de naturaleza

Las cosas podrían cambiar en un futuro no muy lejano en Paraíso Bajo, uno de los siete núcleos de población adscritos a la localidad turolense de Manzanera, en la comarca de Gúdar- Javalambre. Después de 30 años sin ningún vecino empadronado ahora hay dos –un matrimonio– y una tercera persona –una mujer- reside todo el tiempo allí. Son los primeros habitantes desde que en 1992 el pueblo quedara vacío y tan solo acudieran a él esporádicamente algunas personas para pasar un fin de semana en su segunda residencia. Otras dos parejas están arreglando su casa para instalarse definitivamente allí.

La primera en llegar fue Yolanda Guillén, una valenciana de Puerto Sagunto que en marzo de 2022 dejó su trabajo como dependienta en un comercio, compró una casa en Paraíso Bajo, y dio, como ella dice, "un salto al vacío". "Buscaba calma y la he encontrado aquí, cuidando de mi jardín, paseando, leyendo, escuchando el silencio y disfrutando de la vida, así de simple", explica.

En febrero del año pasado llegaron Luciano Gil y su esposa, Adelaida Blanco. Los dos trabajan desde este remoto lugar de la Sierra de Javalambre, conocida por su observatorio astronómico y por el museo Galáctica. Él es acupuntor y señala que a su consulta de medicina alternativa acuden vecinos de toda la comarca. Ella, astróloga, relata que a menudo teletrabaja, lo que le permite leer la carta astral a personas de cualquier parte del mundo.

"Estoy en la gloria"

"Podemos ir viviendo con lo que ganamos y nos basta; vinimos atraídos por la naturaleza y deseosos de dejar atrás el estrés", indica Luciano, que era informático en Castellón hasta que logró obtener la titulación sobre medicina china. Adelaida explica que no dudó a la hora de mudarse a Paraíso Bajo. La pareja ya vivió 12 años en una aislada masía del Maestrazgo, pero era demasiado grande el terreno del que tenían que hacerse cargo y decidieron venderla y cambiar de destino. "Estoy en la gloria; la pureza y la tranquilidad de este lugar son ideales para encontrarse a uno mismo", subraya la mujer.

Javier Escriche

Dicen no añorar las comodidades de una ciudad. Tienen agua corriente, luz eléctrica y calefacción de leña y se comunican por telefonía móvil gracias al internet por satélite que han instalado con sus propios recursos económicos. No hay ninguna tienda ni bar, pero a 6,7 kilómetros –diez minutos en coche– está Manzanera, que con algo más de 500 habitantes dispone de los servicios básicos.

"Estamos a solo 20 minutos de la autovía Mudéjar; no nos sentimos aislados del mundo porque cuando es necesario, salimos con el coche a cualquier parte", explica Luciano Gil. Los tres vecinos han confeccionado a mano e instalado en el pueblo carteles indicativos para los senderistas que cada fin de semana recorren esta zona de la Sierra de Javalambre.

Por ahora, la llegada de los tres vecinos hará que el Ayuntamiento de Manzanera instale alumbrado público en Paraíso Bajo, tras haber recibido una subvención de la Diputación Provincial de Teruel por el empadronamiento de dos de ellos.

"Es una buena noticia que hayan llegado vecinos, porque conservarán el pueblo", estima la alcaldesa de Manzanera, Celia Durbán. Además de Paraíso Bajo, Manzanera tiene otras seis pedanías. Son Paraíso Alto, deshabitada y en ruinas; El Paúl, con tres vecinos; Los Olmos, con cinco; Las Alhambras, con otros cinco; Alcotas, con 10; y Los Cerezos, el más populoso con 182 empadronados.