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Jesús Carlos Villanueva, arqueólogo: "Me dijeron que no daría con pinturas rupestres y las hallé"

Nacido en Alcañiz en 1964, este autodidacta de la arqueología ha encontrado seis abrigos con pinturas rupestres con una búsqueda altruista.

Villanueva, junto a los sillares de piedra arenisca de la muralla medieval de Alcañiz.
Villanueva, junto a los sillares de piedra arenisca de la muralla medieval de Alcañiz.
Violeta Pellicer

Ha descubierto seis abrigos con pinturas rupestres del Neolítico y la Edad del Bronce en Alcañiz. ¿Tiene un olfato especial?

No, me fijo en las ubicaciones y tiro de experiencia. Llevo más de 10 años buscando restos arqueológicos dentro de un trabajo de prospección junto a José Antonio Benavente, director del Taller de Arqueología de Alcañiz, y con el permiso del Gobierno de Aragón.

Es licenciado en Geografía e Historia, aunque trabaja en una fábrica de gres. ¿Cómo compagina la exploración del terreno con su oficio?

No me supone esfuerzo salir al campo a localizar elementos de otras épocas. Saco tiempo de donde sea, porque es una afición que tengo desde hace muchos años. Son horas que dedico a mí mismo.

¿Qué signos le avisan de la presencia de arte prehistórico en pleno monte?

Está siempre cerca de vías de comunicación, incluidos cursos de agua. A veces, esas vías ya han desaparecido. Las pinturas de estilo levantino suelen aparecer en sitios muy visibles incluso a distancia y hacia la luz. De todas formas, a menudo hay sorpresas.

¿Qué siente al ver por primera vez uno de estos conjuntos pictóricos de hasta 7.000 años de antigüedad?

La primera pintura que encontré fue en Mas del Obispo, de estilo esquemático. La vi a distancia. Tenía ante mí algo que solo había conocido por los libros de historia. Fue una sensación increíble, de alegría y satisfacción. Pensé en la gente que durante miles de años debió pasar por allí y no la vio o no le dio valor. A solo cinco metros hay una olivera.

Una de ellas, ‘El arquero de Valmuel’, está considerada la mejor representación de un arquero de todo el arte levantino. Estará orgulloso.

La verdad es que sí. Nadie espera encontrar una pintura en tan buen estado, con su tamaño y detalles casi originales. Es espectacular.

¿Cree que quedan muchas más?

Es un área muy rica, pero hay que investigar. Es curioso que, desde que en 1913 se dieron a conocer las pinturas de Val del Charco del Agua Amarga por Joan Cabré, habían pasado 100 años sin que nadie localizara aquí pinturas prehistóricas. En nuestro proyecto de prospección ‘Evidencias humanas sobre soporte rupestre en el término de Alcañiz’ llevamos nueve campañas y en dos hemos encontrado pinturas.

¿Y cuántas podrían haberse perdido irremediablemente?

Seguramente estemos hablando de que se conservan menos de un 10% de las que hubo. Lo principal es localizarlas y protegerlas, sin esto último, cometeríamos un error al divulgarlas, pues pueden ser dañadas.

Se habrá pateado todo el término. Parece agotador física y mentalmente.

Lo es. Hay muchísimos días en los que no aparece nada, además, con 472 kilómetros cuadrados, el término de Alcañiz es de los más extensos de España. Pero esto es algo altruista, no espero compensación económica ni de ningún otro tipo.

Hará falta la paciencia del pescador.

Un poco sí.

¿Es cicatera la Administración a la hora de invertir en la protección y señalización de estos conjuntos?

A la Administración le cuesta ponerse en marcha, pero al final se activa y hace lo necesario. Es lenta, esa es la palabra.

El Taller de Arqueología de Alcañiz quiere proponer a la DGA la creación de un parque cultural sobre las pinturas prehistóricas. ¿El turista valora este arte?

Un parque cultural es un claro dinamizador económico, no hay más que ver los ejemplos del río Martín, el río Vero o Albarracín. Y todo apunta a que en la zona de Alcañiz va a aparecer una concentración de pinturas rupestres mayor de la que tenemos.

En sus prospecciones también localiza e inventaría elementos hidráulicos junto al Guadalope y construcciones agrícolas olvidadas. ¿Nostalgia del pasado?

No. Es un mundo al que le queda poco para desaparecer. Es la evolución. He encontrado cosas tan singulares como una escena de barcos del siglo XVII grabada en las jambas de la puerta de la casa de un pastor, ¡en un sitio tan alejado de la costa!

¿Por qué le enganchó tanto la ciencia de la arqueología?

Hemos olvidado de dónde venimos y es importante saber cómo era la vida cotidiana, las creencias y la relación con la muerte de quienes nos antecedieron. El presente nos abruma con las nuevas tecnologías.

Sueñe un poco. ¿Qué le gustaría encontrar?

Un abrigo del Paleolítico y si está decorado, mejor. Quizá es imposible, aunque también me dijeron que no hallaría pinturas rupestres y las he encontrado.

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