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Una empresa de Calanda fabrica las nuevas canalizaciones de La Palma tras los daños por el volcán

Gilva S. A. ha enviado a la isla canaria 4,2 kilómetros de conducciones de hormigón por las que circulará gas, agua y electricidad

Un tramo de las nuevas canalizaciones de La Palma, cuyas piezas han sido fabricadas en Calanda.
Un tramo de las nuevas canalizaciones de La Palma, cuyas piezas han sido fabricadas en Calanda.
Heraldo

Una empresa de Calanda, Gilva S. A., ha fabricado las nuevas canalizaciones de suministro para la zona de La Palma que quedó destruida a finales de 2021 por la erupción, durante 85 días, del volcán de Cumbre Vieja, en la mitad sur de la isla del archipiélago canario.

Gilva, dedicada a la elaboración de prefabricados de hormigón, ha enviado a La Palma, desde el pasado mes de julio a la actualidad, 4,2 kilómetros de conducciones por cuyo interior circulará gas, agua y electricidad. La canalización, con un coste de medio millón de euros, sustituye a las instalaciones de suministro que, al igual que las vías de comunicación, quedaron arrasadas por la lengua de lava que arrojó el volcán.

Fue el Cabildo Insular de la Palma quien encargó a Endesa la reposición de los servicios y esta compañía, a su vez, contrató a la empresa de Calanda para la fabricación de las tuberías de hormigón. Así lo explica el gerente de Gilva, Jaime Valimañas, quien señala que la instalación de la nueva canalización en la isla no ha terminado todavía, si bien se encuentra ya en su recta final. "No se ha podido concluir antes porque la lava estaba aún muy caliente y era imposible trabajar", aclara.

Las canalizaciones discurren al lado de la nueva carretera construida en la zona afectada por la erupción del volcán.
Las canalizaciones discurren al lado de la nueva carretera construida en la zona afectada por la erupción del volcán.
Heraldo

La elaboración de las canales prefabricadas para La Palma han sido uno de los cometidos destacados de la empresa en los últimos años, pero no el único. La industria registra un crecimiento espectacular debido, en gran parte, al despegue de las energías renovables, pues su producción es demandada para la construcción de los edificios de control, subestaciones y canales para cables de parques eólicos y solares de toda España.

La plantilla crece

En los últimos cinco años Gilva casi ha duplicado su número de empleados, al pasar de 101 trabajadores en 2018 a 170 en la actualidad –una veintena de ellos han sido contratados este año–, "lo que contribuye al asentamiento de población en el Bajo Aragón", subraya Valimañas.

Interior de la nave de producción de Gilva en Calanda.
Interior de la nave de producción de Gilva en Calanda.
Heraldo

La empresa, de accionariado familiar y ubicada en una población de menos de 4.000 habitantes, ha cumplido medio siglo de funcionamiento y ha pasado de una facturación anual de 11,2 millones de euros en 2018 a 24,5 millones de euros en 2023. Cuenta en Calanda con dos plantas de producción, una en cada uno de los dos polígonos que existen en la localidad bajoaragonesa.

Gilva suministra piezas de hormigón a empresas del Arco Mediterráneo, Aragón, Comunidad de Madrid y Extremadura, principalmente, y exporta a Francia y Suiza. Si bien su sede central está en Calanda, tiene oficinas comerciales en Castellón, Zaragoza y Bayona (Francia).

La industria está homologada para realizar edificios y canales prefabricadas para cables para las principales empresas del sector de la construcción, la energía y el ferrocarril, como Acciona, Naturgy, Forestalia, Iberdrola, Repsol, Cepsa, Endesa y Red Eléctrica de España, por lo que recibe encargos de todas ellas. Este año ha invertido 500.000 euros en la ampliación de la campa de almacenaje y la mejora de su proceso productivo.

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