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Derrumbamiento en Teruel: "Recuperar mi peluche de entre los escombros es un rayo de esperanza para los afectados"

Una joven rescata el osito que tenía en la casa que se derrumbó en la calle San Francisco y que terminó encima del montón de cascotes.

Tamara Navarro, con el oso de peluche que tenía en la casa que se derrumbó y que terminó encima de la montaña de escombros.
Tamara Navarro, con el oso de peluche que tenía en la casa que se derrumbó y que terminó encima de la montaña de escombros.
Antonio Garcia/Bykofoto

“¡Es mi oso, es mi oso!”. Tamara Navarro, que vio como la casa en la que pasó su infancia desaparecía en un suspiro el pasado día 13 con el derrumbamiento del número 21 de la calle San Francisco de Teruel, no se podía creer lo que veía por la televisión. El peluche gigante que hace ocho años le regaló su hermana, Marta, para darle ánimos en un momento delicado de su vida estaba “tan pancho” sobre el montón de ruinas en que quedó convertido su hogar y el de otras 22 familias.

Tras ver las imágenes de televisión, la joven se puso en marcha y pidió “favor tras favor y permiso tras permiso” para intentar recuperar aquel recuerdo cargado de valor sentimental. Finalmente, gracias a la Policía Local, el pasado día 23 recibió el osito, un logro que puede parecer trivial, pero que es “un rayo de esperanza” para todos los vecinos que aspiran a rescatar, de entre la montaña de cascotes, recuerdos personales y objetos cargados de significado emocional.

La Plataforma de Afectados de la Calle San Francisco celebra en sus redes sociales la vuelta del oso de peluche a manos de su propietaria. “Para todos los vecinos del numero 21 significa la esperanza de poder ir recuperando algo de sus recuerdos…”, afirma la asociación en un tuit.

El oso de peluche, tumbado sobre el montón de escombros del número 21 de la calle San Francisco de Teruel
El oso de peluche, tumbado sobre el montón de escombros del número 21 de la calle San Francisco de Teruel
Antonio Garcia/Bykofoto

Tamara sueña con que, una vez que empiece el desescombro y su familia pueda rebuscar entre los restos, aparezcan “los álbumes de fotos” de sus padres. Es lo primero que le viene a la cabeza ante la posibilidad de recuperar algún recuerdo de la casa familiar, en la que en el momento del hundimiento vivían solo sus padres, pero donde ella conservaba su habitación, con el peluche al pie de la cama.

Todavía no se explica cómo el oso de peluche, que estaba en la primera planta del edificio, terminó en la cima del montículo de cascotes con cuatro plantas desmoronándose por encima. Pero allí fue captado por los fotógrafos y las cámaras de televisión, como un símbolo de las decenas de historias personales enterradas por el derrumbamiento. Apunta que, quizá, al desmoronarse la casa, el peluche, que estaba en una habitación contigua a la calle, salió despedido por la ventana y, al retirar los escombros del pavimento, los operarios lo arrojaron sobre los cascotes que acababan de amontonar.

“Ver el osito en las imágenes de la tele, me impactó”, recuerda esta damnificada. La persona que primero se dio cuenta de que el peluche se había salvado fue su padre, que lo detectó mientras veía en la televisión una información sobre el derrumbe. “¡Cariño, es tu oso!”, le dijo a la joven. “No puede ser -pensó Tamara-, pero luego, la imagen se acercó y vi que era mi peluche, que estaba allí, como tomando el sol”. Afirma que la recuperación del preciado recuerdo familiar, que apareció “como surgido de la nada”, ha inyectado una dosis de esperanza a su familia y a todos los vecinos que esperan rescatar retazos de sus vida de debajo de las ruinas.

Desalojos y reubicaciones

El derrumbamiento del número 21 de la calle San Francisco después de reiteradas quejas vecinales por fugas de aguas fecales en su sótano dejó sin hogar a 31 familias, entre las residentes en la casa desaparecida y en las dos colindantes, en los números 19 y 23, la primera de las cuales sigue desalojada totalmente y la segunda, parcialmente. 

El Ayuntamiento ha reubicado en pisos cedidos por la DPT y alquilados por el propio Consistorio a una veintena de familias mientras otras se han acomodado con parientes o amigos. Una empresa especializada trabaja en la redacción de una propuesta para realizar el desescombro que permita, a la vez, conocer las causas del colapso del inmueble hundido.

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