medio ambiente

Olba tira de caballos para prevenir incendios

Diez equinos despejan la maleza de las huertas para evitar que fuegos como el registrado el pasado marzo lleguen hasta las casas.

Santiago Algueró, con la llegua que aporta para labores de desbroce en Los Pertegaces.
Santiago Algueró, con la yegua que aporta para labores de desbroce en Los Pertegaces.
Antonio Garcia/Bykofoto

Caballos contra el fuego. Es la receta que aplica el Ayuntamiento de Olba para reducir el peligro de incendios forestales cerca de los numerosos barrios del municipio, enclavado en el frondoso valle del río Mijares y que el pasado marzo estuvo a un paso de ser devorado por el gran incendio desatado en la vecina localidad de Villanueva de Viver (Castellón). 

El siniestro, que arrasó 4.700 hectáreas, evidenció el alto riesgo de que el fuego prenda en el bosque debido a la grave sequía y también de que llegue hasta la docena de pedanías de la localidad, donde el pinar, la hierba seca y la maleza llegan hasta las paredes de las casas.

En una experiencia piloto promovida por el Ayuntamiento, diez equinos –cuatro burros y seis caballos– estuvieron pastando durante toda la primavera pasada en torno al barrio de Los Pertegaces, una labor que permitió acabar con la maleza en tres hectáreas de antiguas huertas en torno al casco urbano, que quedó protegido así de las llamas. Los animales fueron aportados de forma desinteresada por media docena de propietarios de la localidad que decidieron participar en la experiencia.

El Ayuntamiento considera que el resultado fue exitoso y se dispone a extender esta solución a otras pedanías también rodeadas de vegetación, empezando por Los Giles, un núcleo en el que residen veinte vecinos. El alcalde, Federico Martín, justifica la continuación del plan de desbroce por los caballos por este barrio porque su situación "es peligrosa al tratarse de un núcleo inserto en el monte y donde, si hay un incendio en el bosque, las casas se verían afectadas".

Los caballos pastaron durante tres meses en una zona vallada para evitar que entraran en propiedades cuyos dueños optaron por no participar en la experiencia. Martín explica que el desbroce equino se llevará a cabo siempre con el permiso de los titulares de las fincas, pero resaltó la buena disposición mostrada en Los Pertegaces, con 50 terratenientes implicados y solo dos negativas.

El progresivo abandono de las huertas en torno a los pueblos ha convertido los cultivos, que ejercían de cortafuegos, en parcelas llenas de hierba seca y matorral que "aceleran el avance del fuego", como señaló el alcalde. La opción de pastar las fincas para eliminar la vegetación que puede arder es "asequible y sostenible". Además, beneficia a los propietarios de los caballos, que disponen de un pasto gratuito, y al vecindario al reducir el riesgo de que el fuego alcance las casas.

Uno de los propietarios que aportan sus caballos, Santiago Algueró, aclara que decidió participar en el desbroce de Los Pertegaces porque es una iniciativa "útil" para proteger las casas de las llamas. Tras el aprovechamiento del paso, las antiguas huertas, que estaban "fatal, llenas de hierba y maleza que facilitan el avance del fuego", han quedado despejadas. Explica que, aunque los caballos solo se comen la hierba, pisotean también los arbustos y el suelo queda "pelado".

También iniciativas privadas

Federico Martín señala que en otro barrio, Los Tarragones, un particular utilizará sus propios caballos para seguir el mismo procedimiento contraincendios.

Y no es la única iniciativa privada. La propietaria de una casa de turismo rural del barrio de Los Moyas, Teresa Laguna, utiliza un burro para mantener libre de maleza el entorno del pueblo como un "cinturón" de seguridad. Además, se dispone a utilizar el animal para eliminar también la maleza en las zonas de bosque más próximas al núcleo para dificultar el avance del fuego.

Los vecinos de Olba manifestaron tras el fuego devastador del pasado marzo su preocupación ante el peligro de incendios, disparado este año por la sequía, y por el temor a que las llamas alcancen las casas debido a la cercanía del bosque. 

El pasado sábado el Ayuntamiento organizó una asamblea informativa vecinal con un agente de protección de la naturaleza para divulgar la normativa contraincendios y el alcalde solicitó una reunión con el consejero de Medio Ambiente, Joaquín Olona, para buscar soluciones que reduzcan el riesgo.

137 hectáreas quemadas

El incendio desatado el pasado 23 de marzo en Villanueva de Viver y que se extendió a la provincia de Teruel calcinó 4.700 hectáreas de monte, de las cuales 840 correspondieron a las localidades turolenses de San Agustín y Olba, y obligó a desalojar a 250 personas, sobre todo de Olba, donde el fuego arrasó 137 hectáreas. 

La mayor parte de la superficie quemada correspondió a la provincia de Castellón porque el viento sopló, principalmente, del oeste y alejó el frente del fuego de Teruel. El suceso desató la alarma vecinal ante el riesgo de que las llamas puedan alcanzar a la localidad, con una docena de núcleos habitados enclavados en el bosque y con una única vía de evacuación, la estrecha y tortuosa TE-V-2001.

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