historia

Alcañiz conmemora el 85 aniversario del mortífero bombardeo de la Guerra Civil

La aviación fascista italiana causó medio millar de muertos en la capital bajoaragonesa en 1938.

El historiador José María Maldonado, experto en el bombardeo de 1938, interviene los actos de conmemoración, acompañado del alcalde, Ignacio Urquizu, y del concejal Jorge Abril.
El historiador José María Maldonado, experto en el bombardeo de 1938, interviene en los actos de conmemoración, acompañado del alcalde, Ignacio Urquizu, y del concejal Jorge Abril.
Heraldo.es

La conmemoración del 85 aniversario del bombardeo de Alcañiz durante este fin de semana ha arrancado este viernes con el acto de ofrenda floral en la plaza Tres de Marzo, en el que se han recordado a los quinientos fallecidos civiles en el bombardeo de la ciudad por la aviación de la Italia fascista en 3 de marzo de 1938. La ceremonia, con la participación musical de los grupos de danza y de viento y madera de la Escuela Municipal de Música, ha dado paso a la inauguración de la exposición histórica, ‘Republicanos españoles víctimas del nazismo’. 

Hasta el 31 de este mes, el Liceo y la Biblioteca de la ciudad se reparten 29 paneles informativos que repasan la historia alrededor del III Reich, la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración nazis a través de la visión de los miles de españoles que también sufrieron ese suplicio. Un millar de ellos eran aragoneses, 17 de Alcañiz. “No hay españoles fuera de España”, fue la respuesta del franquismo ante su situación, tal y como explica el historiador padre de los estudios sobre el bombardeo de 1938, José María Maldonado.

El estudioso alcañizano es también el epicentro de una de las actividades de este fin de semana de conmemoración democrática. Su libro es el origen de la obra ‘El dolor del silencio’, adaptación de la también alcañizana Sonia Lanuzza, dos monólogos que se podrán ver en el Teatro este domingo por la tarde, y que repasan los testimonios de este trágico y ocultado periplo iniciado en ese 3 de mes de marzo de 1938, cuando bombarderos italianos arrasaron la capital del Bajo Aragón.

“Quiero recordar a una persona en este aniversario”, señala el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu. “Se trata del alcalde de Alcañiz durante ese bombardeo, Julián Gil Cerdán”. Fue alcalde socialista, elegido por primera vez el año 1931 y reelegido en 1937, el primer edil de la corporación que sufrió, junto al resto de la ciudad, los desastres de la Guerra Civil española.

Flores depositadas en el homenaje a las víctimas del bombardeo de Alcañiz.
Flores depositadas en el homenaje a las víctimas del bombardeo de Alcañiz.
Heraldo.es

“Fue alcalde de la ciudad en unos momentos en los que significarse políticamente era especialmente complicado”, manifiesta Ignacio Urquizu, por eso “hay que poner en valor a las personas que son capaces de comprometerse con las causas, pelear por aquello en lo que creen y dar la cara en los momentos más difíciles”. 

Es algo de lo que versa la primera representación teatral, la que tiene lugar este mismo sábado por la tarde también en el Teatro Municipal, ‘La lluvia amarilla’, adaptación de la novela de Julio Llamazares. Y ese concepto del compromiso político y social también estará en los debates y las charlas que tendrán lugar a lo largo de la próxima semana, el martes y el viernes por la tarde, en el auditorio del Palacio Ardid.

De momento, este fin de semana, aparte de las citas teatrales, se organizan visitas guiadas gratuitas al refugio antiaéreo, en sesión de mañana y de tarde. Y, de 17.00 a 20.00 horas, de lunes a viernes, Biblioteca y Liceo expondrán esta muestra sobre el exilio y el sufrimiento de los deportados españoles a los campos de exterminio hitleriano. 

La exposición es fruto del reciente convenio de colaboración del Ayuntamiento de Alcañiz con Amical de Mauthausen, es fruto de un laborioso trabajo en equipo que rememora a los hombres y mujeres deportados a los campos nazis desde su captura por el ejército alemán o por su implicación en la Resistencia, condenados a trabajos forzados en Alemania o en las costas atlánticas francesas o a los campos de África del Norte. Todos ellos sufrieron persecución desde la Guerra Civil, y no acabó su sufrimiento con la liberación de los campos en 1945, sino que continuaron proscritos en su país de origen por el franquismo.

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